El Bergantiños empató sin goles ni fútbol

j. v. l. carballo / la voz

CARBALLO

13 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Árbitro: Brea Peón (Santiago). Bien. Interpretó como involuntarias unas manos visitantes en el minuto 35 que los locales reclamaron como penalti.

Incidencias: Buena entrada en As Eiroas donde unas 170 personas vieron el partido en directo

Yañez; Pablo, Álex Canedo, Sergio, Marcos; Roberto Feáns (Ramón, min 75), Héctor, Oscar Toja (Josiño, min 75), Moreiras; Pablo Fernándezy Efrén (Miguel Taibo, min 80).

Guillermo; Guille, Jorge Pérez, César, Poncela; Miche Leal, Mon (Chiqui, min 70), Andrés Bouza, Xoel, Marcos Gómez (Diego López, min 87): Xoel (Muíña, min 94) y Felipe.

El Bergantiños y el Betanzos firmaron ayer un empate sin goles ni fútbol en el que los carballeses empujaron más pero les faltó profundidad y, sobre todo, frescura en los metros finales ante un equipo visitante sin demasiadas ideas y que se conformó con las tablas en muchas fases del partido.

Los locales, como viene siendo habitual en lo que va de temporada en Tercera División salieron muy bien pertrechados atrás con Álex Canedo convertido en amo y señor de la zaga y el capitán Pablo dando buena cuenta de las incursiones del ex del Cerceda Felipe, que estuvo siempre demasiado desconectado del resto del equipo betanceiro.

Una falta lejana lanzada por Marcos en el minuto 34 fue el acercamiento más peligroso de los de casa en la primera parte mientras que a Yáñez lo inquietó más el sol que le daba en los ojos que la delantera visitante.

Según fue avanzando el partido y mientras le duraron las fuerzas Pablo Fernández demostró que es el único futbolista con criterio para mover el balón en el centro del campo rojillo, pero faltaban desmarques por las bandas y las jugadas morían todas en tres cuartos de cancha. El cabezazo de Toja en un córner y los tiros de Marcos, Efrén, Borja y Josiño, fueron lo más parecido a una ocasión de gol que tuvieron los carballeses, mientras que los visitantes dispusieron de un lanzamiento directo de Marcos Gómez.

Por empuje el Bergantiños mereció algo más, pero ninguno hizo excesivos méritos para perderle el miedo al rival, romper el centrocampismo, que dominó todo el encuentro, y mover el marcador.