Denuncian la supuesta muerte de dos bebés hace 40 años

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CARBALLO

Un matrimonio de Cabana indaga qué pasó en el hospital

01 mar 2011 . Actualizado a las 10:42 h.

Un matrimonio de Cabana y su familia han comenzado a moverse y a remover el pasado para investigar la supuesta muerte de sus dos primeras hijas (después tuvieron cinco vástagos más) ocurrida durante el parto o a los pocos minutos. La primera, en 1968, y la segunda, un año más tarde.

Juan Miñones Carballido, de 67 años, nacido en Vimianzo, y su esposa Concepción Andrade Varela, de 62, natural de Canduas, parroquia de Cabana en la que residen, quieren saber si es verdad que, como les dijeron en la maternidad coruñesa Labaca sus hijas fallecieron, o si hubo algo más y están vivas. Una de sus primeras actuaciones ha sido interponer una denuncia relatando los hechos en el juzgado de paz de Cabana, para que dé traslado al órgano judicial correspondiente.

Este matrimonio explicaba ayer que, en el caso de la primera hija, les dijeron que estaba muerta, y que vieron el cadáver del bebé a escasos metros, mientras lo sostenía otra persona. «Pero non nos deixaron sacalo, queriámolo enterrar en Canduas, porque tiñamos sitio, pero dixéronnos que era máis barato e cómodo enterralo alí e que tiñan un sitio para iso», señala Carballido, quien añade que le cobraron «cen pesetas».

En los últimos días fueron al hospital (el de hoy nada tiene que ver con la antigua maternidad) para buscar el certificado médico de aquel ingreso. Aparece reflejado que la mujer ingresó a las 12.30 del 21 de septiembre del 68 y que dio a luz a las 14.00 horas. Sin embargo, aparece escrito que «dio a luz a una hembra a término viva».

Para enredarlo aún más, han pedido en el Concello coruñés certificado de los enterramientos en San Amaro. Consta un acto relacionado con Concepción el mismo día del parto. Y la familia se pregunta cómo es posible entonces que figure como «viva» o cómo, si en efecto falleció, la enterraron el mismo día en un lugar distinto al que le habían dicho.

No obstante, deberán esperar al menos dos semanas para tener más datos del expediente, si es que los hay.

En el caso de la segunda hija, que Concepción dio a luz en el 69, explican que la madre ni siquiera llegaron a verla. «Non nos ensinaron o cadaleito», explica Juan, que entonces no estaba con ella allí, ya que había emigrado meses antes a Suiza. La razón que le dieron, explica, es que el bebé había nacido con graves deformaciones craneales.

Lo curioso de este caso es que no aparece la certificación correspondiente ni ningún documento al respecto, como sí ocurre en el anterior. Sí consta una anotación (de nuevo) a nombre de la madre del día 14 de julio de 1969 en el cementerio de San Amaro, pero deberán esperar a ver qué aparece en el expediente.

En todos estos años, la familia Miñones Andrade no volvió a hablar sobre este asunto. Asumieron como algo trágico lo que había pasado, y no le dieron más vueltas. La elección del centro hospitalario se debió a su «condición de pobres», indica Miñones.

No obstante, en los últimos meses, y a la vista de que están apareciendo numerosos casos de los llamados «niños robados», la familia ha comenzado a darle vueltas a su propia vivencia y ahora quieren llegar hasta el final y saber realmente si fue todo como se lo contaron o no. Además de todas las pesquisas administrativas (y la denuncia) se han integrado en la Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares (Anadir), un foro de unión de familias en circunstancias similares o de personas que descubren que sus padres no son quiénes pensaban que eran. Todos aportan experiencias y tratan de avanzar. En Galicia ya hay varios casos. El matrimonio de Cabana, a través de un hijo y su mujer, ha conocido a una chica que nació en fechas similares. Lo siguiente será hacerse la prueba del ADN.