Las catas en el castro de Ogas han durado apenas dos semanas, pero han dado para mucho. Ha habido hallazgos a diario, lo que ofrece una idea de lo que se puede encontrar con una excavación completa. El arqueólogo Tito Concheiro se muestra entusiasmado con sus posibilidades, aunque de momento aún le espera un arduo trabajo de clasificación y sistematización de todo lo hallado, que no es poco. En total, cerca de medio millar de piezas o fragmentos recuperados, la mayor parte de objetos cerámicos y otros utensilios, como la hoja de un cuchillo o el trozo de una hoz.
Destaca entre ellos un fragmento de escoria de hierro, residuo que prueba la existencia de una forja y, por tanto, del empleo de la metalurgia de hierro. Por tanto, que los asentamientos fueron importantes y de clara vocación agrícola en una época que, como parece ya evidente a la vista de los hallazgos, es prerromana, probablemente del siglo II antes de Cristo.
Todo lo encontrado está documentado, fotografiado y georreferenciado por Concheiro, a salvo del trabajo científico aún pendiente. Y eso permitirá iniciar la excavación con total seguridad cuando se destape lo que mañana se va a cubrir. Es un tapado preventivo al que obliga Patrimonio, empaquetando los niveles estructurales con mallas y textil, y recubriendo con grava. Todo eso se levantará cuando la Xunta autorice las excavaciones.