Los vecinos de Cee dieron el último adiós al profesor Francisco Mayán Fernández

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CARBALLO

07 sep 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Numerosos vecinos de Cee se dieron cita ayer en la iglesia de Santa María da Xunqueira para dar el último adiós al profesor Francisco Mayán Fernández, que falleció el domingo en su casa de Lugo a los 93 años. Quisieron rendir así un sentido homenaje a un ilustre benefactor de la localidad, que, pese a haber emigrado hace más de medio siglo, nunca perdió de vista su tierra natal.

Francisco Mayán nació en Cee en 1916 y, aunque pasó la mayor parte de su vida en Mondoñedo, mantuvo intactos los lazos con una localidad por la que siempre demostró un gran amor y a la que definió como «a obra dun soño». Este catedrático de Historia y profesor en sus inicios docentes del colegio Fernando Blanco la convirtió en eje de algunos de sus libros de investigación, como Breve historia de Cee, o la obra en la que recuperó algunos de los episodios de la Guerra de la Independencia que tuvieron como escenario la Villa da Xunqueira: Los franceses en Cee.

Su devoción por la localidad se tradujo también en la desinteresada donación al Concello de su biblioteca particular -formada por más de 16.000 volúmenes- y tuvo un merecido reconocimiento a través del premio que hace ya 8 años le entregaron las asociaciones culturales de la localidad. Así, Francisco Mayán fue reconocido, junto al sacerdote Antonio Castro -este, a título póstumo-, en la primera edición de las Medallas Fernando Blanco, que fueron entregadas en el 2002.

En aquella ocasión, el profesor -don Francisco, como aún lo llamaban con cariño sus ex alumnos- hizo gala de su humildad destacando los méritos de su compañero de premio y anunciando que llevaría siempre la medalla cerca del corazón, porque representaba el valor del amor que le tenía al pueblo que lo había visto nacer y que se vio obligado a abandonar en busca de climas más benignos para el asma que arrastró durante toda su vida.

El instituto Balmes de Sociología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en Madrid, la Universidad Central, también en la capital estatal, y el colegio Nuestra Señora de Carrasconte, de Villablino (León), fueron algunas de sus escalas docentes antes de llegar a Mondoñedo, en 1953, para ejercer en el recién creado Instituto Laboral, del que fue director durante tres décadas, hasta su jubilación.

En aquellos lares siempre lo consideraron un mindoniense más -fue declarado hijo adoptivo y miembro honorario de la corporación municipal, que presidió brevemente en los años 60, y era cronista oficial del Ayuntamiento-, aunque el profesor eligió regresar a su tierra natal para el descanso eterno y, por eso, hasta Cee quisieron acompañarlo ayer, en su último viaje, muchas de las personas que conoció en tierras lucenses.