La familia denuncia la desaparición del cadáver de Crisanto López

CARBALLO

22 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Los parientes de Crisanto López no salen de su asombro. Saber que el nicho en el que debían estar los restos del fallecido empresario maderero apareció vacío ha dejado estupefactos a los miembros de esta conocida familia ceense. Nadie quiere hablar, nadie quiere comentar el tema. Solo silencios y escuetos mensajes. «Todo está en manos de la Guardia Civil y la jueza. Ellos deberán explicar lo sucedido», comenta un allegado. El caso ya fue denunciado en el cuartelillo de la benemérita. Muchas son las incógnitas que presenta esta historia y ninguna respuesta hasta el momento. ¿Por qué el muro de cemento que hay bajo la lápida estaba agujereado? ¿Por qué no estaban dentro del nicho ni el féretro ni el cadáver? ¿Dónde se encuentran los restos del difunto Crisanto? ¿Quién y por qué los movió?

Por el momento, las hijas guardan silencio. Solo un familiar ha accedido a explicar que «la situación es difícil y tampoco sabemos qué decir. Es todo muy raro y difícil de digerir». Lo que sí quiere dejar claro esta persona es que «el nicho que abrieron era el de Crisanto. Ahí no puede haber discusiones porque, después del entierro, la familia hemos ido varias veces a visitarlo y la lápida la pusieron en el lugar en el que metieron el cadáver. Si está en otro lado es porque alguien lo ha movido sin que nosotros lo supiéramos», explica.

Más allá de eso, poco se sabe de un caso que sorprendió el viernes en Cee. Era media mañana cuando un grupo formado por funcionarios, abogados, operarios y un forense se disponía a exhumar el cadáver de Crisanto López para realizarle unas pruebas de ADN. Tras retirar la lápida, un sudor frío recorrió el cuerpo de los allí presentes. No hizo falta agujerear el muro de cemento que debía separar la lápida de la caja del fallecido. Ya estaba roto y dejaba ver, perfectamente que allí no había caja, ni muerto, ni flores ni nada. Nadie se explica lo sucedido.

El motivo de la exhumación del cadáver de este empresario maderero está en el reparto de la millonaria herencia dejada cuando falleció hace dos años. A su octogenaria esposa y sus tres hijas (Carmen, Angelina y Rosa) se les ha intentado unir un vástago más. Manuel Enrique Caamaño Vidal hizo público pasados los cincuenta años que también era descendiente de Crisanto López, algo que todavía no está probado y que trataba de investigar la jueza de instrucción y primera instancia de Corcubión. Para eso se abrió el nicho que apareció vacío. Porque el viernes estaba previsto obtener muestras de ADN de una pierna y de los dientes de Crisanto. Para eso se personaron en el cementerio de San Adrián de Toba los abogados y el forense Carlos Represa Vázquez, que no pudo realizar su trabajo ante la ausencia del cadáver.

Tras el fin de semana, será el lunes cuando la jueza Carmen Veira retome el caso con la novedad e iniciará una investigación para tratar de recuperar los restos de un hombre que dejó una importante herencia y, ahora, tras dos años, un gran misterio con la falta de su cadáver.