El cuarto saboteo de la depuradora de Fisterra sigue entorpeciendo la entrada en servicio del saneamiento

La Voz

CARBALLO

12 ago 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

La puesta en funcionamiento de la nueva depuradora de Fisterra no está resultando fácil. Ayer, las instalaciones dejaban de funcionar después de que alguien saltara las vallas del recinto y cortara los cables de dos motores que mueven y airean los lodos.

Al parecer, los intrusos seccionaron los cables eléctricos a pedradas antes de huir sin ser vistos. La depuradora se encuentra en una zona aislada, cerca de Mar de Fóra, y no es la primera vez que es víctima de ataques similares.

Los vándalos entraron al menos en cuatro ocasiones causando importantes destrozos. Las primeras veces, los ataques se limitaron a gamberradas como detener el proceso de depuración dándole a los botones de parada de emergencia y romper alguna farola.

Después, la violencia de los intrusos se fue intensificando. Rompieron a pedradas las tapas de dos motores y destrozaron sus mecanismos internos arrojándoles pequeñas piedras en el interior. Al menos uno de ellos tendrá que ser retirado para su reparación, ya que no es posible arreglarlo en el lugar.

También arrancaron las tapas que cubrían esos dos motores, que servían para amortiguar el ruido que producían los aparatos. Los vándalos no se limitaron solo a eso. Arrojaron las grandes placas metálicas a los fosos con lodos. Los operarios de la empresa consiguieron recuperar alguna, pero otras se fueron al fondo de unas piscinas con una profundidad de seis metros que, seguramente, será necesario vaciar para retirar esas piezas, que podrían obstruir filtros y salidas de aguas.

Desde la empresa que gestiona la depuradora pensaron que se podría tratar de algún vecino molesto por el ruido, y hasta tomaron medidas para amortiguar, tras los primeros ataques, el poco que podían producir las instalaciones. Pero los vándalos volvieron a saltar la verja.

Durante las últimas semanas, la compañía coronó todo el perímetro de la valla con alambrada de espino, pero tampoco fue suficiente para detener los ataques. También probaron, sin éxito, a dejar las luces encendidas durante la noche. Ayer tomaban nuevas medidas e instalaban cámaras de vigilancia de visión nocturna para tratar de dar con los asaltantes, que no se llevan nada y se limitan a causar destrozos.

Arreglar los daños costará varios miles de euros. Los hechos ya fueron puestos en conocimiento de la Guardia Civil y se aumentará la vigilancia en la zona.