Un británico llega a Fisterra en bici en busca del «paraíso»

M.C.

CARBALLO

Partió hace tres meses de Inglaterra y continuará el viaje hacia el sur

19 jul 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El pedal es ya una extensión de sus pies. Son muchos kilómetros los que ha recorrido ya desde que hace tres meses abandonó Poole Dorsek, en Inglaterra. Busca «su paraíso». Parará de rodar y rodar cuando lo encuentre. Puede que lo haga aquí en la Costa da Morte. Tiene más de un lugar en el que hallarlo. La playa de O Rostro, el castillo de Vimianzo, las playas que se extienden en el entorno de la ría de Camariñas... O puede que no encuentre lo que busca. Irá pues más allá de Fisterra. Incluso puede que descienda la Península a través de Portugal. Sus ojos son los que le empujarán a ir imprivisando el camino, cada día.

Ian Manners abandonó Inglaterra a bordo de su bicicleta hace semanas. Los motivos que le llevaron a dejarlo todo no los quiere explicar. No importa. son pasado. «el Reino Unido es duro para vivir», es lo que comenta.

La goma de sus ruedas, maziza, no flota. Pero corre y corre. No pretende dar la vuelta al mundo en ochenta días, ni el suyo es un viaje a contrareloj como el de aquel caballero británico Fog. Aunque también corra aventuras. Ha cruzado Saint Maló, Dinam, Plancoe..., el norte de la Peninsula, Asturias y ha llegado a Galicia.

Camino

Los pueblos franceses por los que ha cruzado los escribe en una pequeña libreta. Es un ciudadano del mundo que va acoplando banderas a su vehículo rodante. Pertenecen a los lugares que ha recorrido. Llaman la atención de los que conducen a través de las vías que ondean por los concellos de esa parte de galicia. Una bandera asturiana, otra estadounidense y una tercera francesa ondean al ritmo de las ruedas. Le falta la gallega, la blanca y azul. Puede que alguien se la cuelgue en Vimianzo o, tal vez, en Fisterra, hacia donde se dirigía.

«Tengo unos amigos en el sur, Puede que allí esté un tiempo para trabajar y luego continuar la ruta», explica.

Por ahora no habla castellano. Lleva semanas por España, pero únicamente recita alguna palabra. Después de estar en el sur, donde no arrecia el frío como estos días en Galicia, puede que cruce a Marruecos o incluso puede que llegue a egipto. Puede incluso que el viaje termine en vuelta al globo.

Equipaje

Pero el padeleo cuesta, a veces. Lleva 170 kilos de equipaje. Es complicado guiar un vehículo como ese. Ha reducido todo su mobiliario a una maleta que carga en la parte de atrás de la bici. A los que no le crean les deja probar a llevarlo. Es complicado. Pero no le importa pararse con los que le saludan. Aunque luego le cueste el primer empujón para volver a la vía.

Un coche que cruza le hace una señal. Gira y para la marcha. Incluso vuelve sobre sus ruedas. Hace un alto y cuenta lo que está haciendo. Tras parar pone en marcha el pedal. La carretera es larga, o corta, según donde quiera parar hoy. Hace unos días corría cerca de Vimianzo. Hoy ya no se sabe dónde estará.