Desde grandes operaciones hasta pequeños trapicheos diarios

La Voz

CARBALLO

23 jun 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Las asociaciones contra la droga y algunas formaciones políticas y sindicales llevan años avisando sobre la fuerte presión que los narcos y los pequeños trapicheros ejercen sobre la sociedad fisterrana, que ha visto como la droga arruinaba la vida de muchos jóvenes y se convertía en el detonante principal de otros delitos.

Entre los casos más significativos está el de Luís Canosa Valdomar, un vecino de A Insua conocido como el Mallorquín. Nunca consiguió salir del círculo de la heroína y la familia descubrió su cadáver en abril del 2003, cinco meses después de que muriese.

Ese mismo año, en el mes de agosto, se produjo uno de los sucesos más truculentos de la historia reciente de la comarca. La droga fue la protagonista y Fisterra el escenario. A las ocho y media de la tarde del día 22, Daniel Chans Castro subió en su taxi a Jesús Rodríguez, un cliente habitual de A Ponte do Porte al que había llevado a comprar cocaína. Cuando volvían de Fisterra, pararon en Sardiñeiro. Rodríguez se fumó su dosis y acto seguido golpeó al taxista con una herramienta que cogió en el maletero. Para rematarlo, le tapó la cara y le asestó seis puñaladas. A continuación se fue de copas por Cee con los 1.000 euros que llevaba su víctima en el bolsillo.

Aparte de los asuntos relacionados con el trapicheo, en la villa también se han desarrollado operaciones de mayor envergadura. La más sonada la protagonizó un hijo de Laureano Oubiña que fue sorprendido el 29 de abril del 2006 cuando trataba de desembarcar seis toneladas de cocaína en la playa de O Rostro.