Agrupaciones de percebeiros de la Costa da Morte detectan un incremento del furtivismo

CARBALLO

20 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Las agrupaciones de percebeiros de Camariñas, Camelle y Muxía han coincidido en denunciar que desde hace unos meses se ha notado un incremento del furtivismo, uno de los principales problemas a los que se enfrentan estos colectivos. Una de las razones de esta situación puede ser la reducción de la vigilancia. La mayor parte de las cofradías han renunciado a alguno de los guardas después de que la Consellería de Pesca se retrasara el año pasado en el abono de las subvenciones y pusiera a algunas entidades al borde de la bancarrota.

También se han dado casos de baja médica, separación del servicio o traslado a otra concesión, lo que ha hecho que en muchos lugares haya un solo vigilante o incluso ninguno.

El presidente de los percebeiros de Muxía también apuntaba que ha aumentado el furtivismo local de fines de semana, probablemente debido al mayor desempleo en la construcción. También el responsable del colectivo de Camariñas ha detectado el problema. La cuestión no sería especialmente grave si no hubiera coincidido con una falta de recurso generalizada. Los últimos temporales han arrasado con los mejores bancos, los más expuestos. Mariscadores veteranos como José Manuel Novegil, de Camariñas, explican que nunca se había dado una situación semejante. Asegura que «as rocas parecen lavadas» y aclara que tampoco se encuentra mejilla. Lo peor es que, ante la escasez, los furtivos y los profesionales legales con carné recurren a los ejemplares que quedan en las grietas, con lo que comprometen la recuperación del recurso.

El propio Novegil explicó que el jueves fue a recoger percebes, que buscó en cuatro lugares diferentes y que apenas pudo conseguir dos kilos.

La agrupación de Muxía se han planteado incluso cerrar varias zonas al marisqueo hasta que se vuelvan a reproducir los crustáceos, pero para ello sería preciso conseguir un trabajo alternativo.

Para Ramón Vilela es muy difícil erradicar el furtivismo. Asegura que la mayor parte de los que van por unos kilos de percebe son vecinos, «pais de familia que quedaron sen traballo e eu non teño peito para dicirlles que marchen». El problema es que tampoco tiene autoridad, algo en lo que coincide con Novegil o con José Pérez de Camelle. Los tres han tenido que enfrentarse a furtivos que se les han encarado, han recibido amenazas o daños en sus propiedades.

Ayuda insuficiente

Todos coinciden también en que no reciben suficiente ayuda por parte de la Consellería de Pesca, a la que en algunos casos acusan de pasividad.

La permisividad que con el furtivismo muestran unos y otros parece ser una de las causas de la excasez de producto. Según los técnicos, la extracción continuada de los ejemplares que se encuentran fuera del alcance de los mariscadores es el motivo de que no haya recambio generacional. El uso de botellas de oxígeno para extraer los crustáceos ha dado lugar a la situación actual. Tanto José Pérez como José Manuel Novegil recuerdan que sus zonas estaban llenas de percebe. Incluso rememoran el momento en que volvieron a faenar después de los meses de veda a causa de la marea negra que provocó el hundimiento del Prestige .

La cuestión es que aquella abundancia parece haberse terminado, lo que está causando dificultades a algunas familias. José Pérez reconoció que ahora es muy raro poder vivir solo de esta especie y explicó que para obtener los mismos ingresos es necesario una alternancia de artes y trabajar más jornadas al año.