El Concello fisterrán saca a subasta el derribo de una casa en Calcoba

La Voz

CARBALLO

15 ene 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Una vivienda situada en Calcoba, frente a la playa de Langosteira de Fisterra, parece haber entrado en su última fase de existencia tras 25 años de pleitos y constantes recursos, prácticamente los mismos años que hace que se construyó.

El Concello de Fisterra acaba de sacar a licitación los trabajos de derribo. El anuncio y los motivos aparecían ayer en el Boletín Oficial de la Provincia: «Aos fins de dar cumprimento á execución de sentenza sobre demolición de vivenda unifamiliar». Los titulares son María Suárez Suárez y su hijo, y el demandante, Juan Manuel Velay Calo. Ambas partes son propietarios de las casas colindantes. De hecho, fue por este motivo de vecindad por lo que empezó todo a mediados de los ochenta. La vivienda de Suárez incumplía las distancias mínimas exigidas de medianeros y, desde entonces, todas las instancias judiciales (salvo el Constitucional), desde el juzgado de Corcubión hasta el mismo Tribunal Supremo, pasando por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, han ido conociendo del tema y dando la razón a Velay Calo.

El proyecto de derribo, visado el 1 de marzo de este año, ha sido redactado por el arquitecto Manuel Carro López. El presupuesto para esta ejecución es de 4.678 euros. Las empresas interesadas y capacitadas para obras similares pueden presentar sus ofertas en el consistorio desde hoy y en un plazo de dos semanas.

El alcalde, José Manuel Traba, explicó ayer que no les ha quedado más remedio que llegar a este extremo dados los requerimientos del órgano judicial, y ante el hecho de que la titular de la vivienda afectada no lo ha hecho por sí misma. De hecho, ya en noviembre del 2003 el Tribunal Superior dictaba una resolución en la que se rechazaba la solicitud de aplazamiento de la sentencia, como había solicitado la demandada. De hecho, ya entonces se daba como inminente ese derribo, pero los sucesivos recursos e intentos de arreglo, así como la lentitud de los procedimientos judiciales, han ido retrasando el momento.

El alcalde señaló que incluso intentó, para evitar esta ejecución, y haciendo tareas de mediación entre las dos partes, cuyas posturas parecen irreconciliables, buscar un arreglo. El único que parecía factible es que una de las dos personas en litigio adquiriese al casa del otro. De se modo, no habría problemas de linderos, al no haber vecindades. Pero, al parecer, ni así. Nada de vender; en todo caso, preguntar el precio de la otra.

La zona en la que están situadas las casas es hoy una de las más cotizadas y privilegiadas de Fisterra y de la zona, pero cuando comenzaron las obras, se trataba de una zona a la que nadie hacía mucho caso, ni siquiera los vecinos del lugar. Las parcelas sobre las que se asientan son muy estrechas, consecuencia de que en su día se realizaron divisiones longitudinales de apenas diez metros.

La separación de tres, por tanto, era complicada. Las normas subsidiarias, en el año 1996, intentaron arreglarlo, dictando para esta zona, precisamente, una excepción, pero el demandante inició el proceso contencioso y al final logró que le dieran la razón.