Pazos e iglesias en ruinas guardan el patrimonio histórico de O Salnés

Susana Luaña Louzao
susana luaña VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Legados, joyas y obras de arte están a merced de los saqueadores

31 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

No podría repetirse en O Salnés un robo de la envergadura del Códice Calixtino de la catedral de Compostela, más que nada porque, que se sepa, no hay en la comarca ningún legajo que se acerque al valor del más antiguo libro de viajes sobre el Camino de Santiago. Eso no quiere decir que Arousa no cuente con un rico patrimonio, ya sea etnográfico, religioso o incluso documental, porque son muchos los documentos y los tesoros históricos que se guardan en sus iglesias, en sus pazos y en las huellas que los antepasados dejaron en sus tierras. Y ese patrimonio, desde luego, está peor custodiado de lo que estaba el Códice, que aún así pudo ser sustraído de la catedral sin que nadie se percatase hasta días después.

La conservación de esos tesoros históricos obligarían a unas costosas medidas de seguridad que hoy no puede permitirse ni el erario público ni la mayoría de las familias que los guardan en sus librerías o colgados en las paredes de su vivienda. Porque de todo hay en la comarca. Desde valiosos documentos sobre la Guerra de la Independencia archivados en pazos ruinosos a tesoros resguardados en casas rectorales que llevan décadas abandonadas. Y a todo ello hay que sumar el rico patrimonio etnográfico, porque en la comarca hay muchos más petroglifos que los de Bamio y más yacimientos que los de Adro Vello. De hecho, la Consellería de Cultura tiene catalogados 200 en la ría de Arousa, vestigios del pasado que están a merced de la contaminación, del tráfico rodado y de los incendios forestales.

Tráfico ilegal

Ya hubo una llamada de atención el año pasado, cuando el fiscal superior de Galicia habló de una red de tráfico ilegal de objetos religiosos con la que se vinculaba varios robos en iglesias de la comarca, donde se registraron en los últimos diez años una veintena de actos vandálicos en edificios religiosos. Sin embargo, tras un año de investigaciones, la propia Fiscalía descarta la existencia de esas bandas especializadas y achaca los robos a delincuentes comunes.