Un fallo del programa informático devuelve a tiempos pasados la lonja de Tragove

Rosa Estévez
Rosa Estévez VILAGARCÍA/LA VOZ.

AROUSA

Todos los procesos se hacen de forma manual y las subastas a viva voz

10 nov 2010 . Actualizado a las 11:58 h.

La lonja de Cambados ha encontrado un camino hacia el pasado. Lo halló por casualidad, el pasado viernes, cuando un fallo dejó en fuera de juego al programa informático que controla las operaciones que se realizan en las instalaciones de Tragove. No era la primera vez que el sistema se colapsaba, y el personal de la lonja confió en que, como siempre había pasado, no se tardase demasiado en recuperar la normalidad. Pero se equivocaban. Hay una nueva empresa responsable de la puesta a punto de estos sistemas, y parece que aún no han dado con el problema.

Y así, ayer martes, la lonja seguía funcionando como hace diez años, o más. Todas las operaciones que allí se deben realizar y que normalmente se ejecutan de forma automática, exigen ahora el cumplimiento de una larga lista de trabajos manuales: desde el pesado del producto que va a salir a subasta, pasando por el registro y rematando en la documentación derivada de todos las transacciones que se realizan en lo que no es, a la postre, más que un gran punto de compra y venta de productos del mar.

Para el ojeador extraño, esa vuelta al pasado puede resultar hasta romántica. Especialmente cuando llega la hora de la subasta, y en lugar de parpadear las luces de los paneles digitales se oye la voz de las personas encargadas de cantar la cadena de precios descendentes hasta que alguien se lleva el lote. A los trabajadores de la lonja, tener que aclararse la garganta y volver a cantar como en los viejos tiempos no les resulta una tarea especialmente penosa. Lo que realmente les preocupa es todo el trabajo que se les está acumulando en la trastienda a medida que el tiempo pasa y los ordenadores siguen sin funcionar.

Cuando las máquinas recuperen su lugar predominante en la lonja, a los trabajadores les esperan largas horas en las que se dedicarán a trasladar listas de especies, de kilogramos, de cotizaciones, de operaciones de compra... Un sinfín de números que ahora están anotados en papel, ese humilde material que parecía tan pasado de moda.

A la espera

En cualquier caso, los lonjeros cambadeses confían en que la avería no dure ya mucho más tiempo. Al parecer, el problema radica en un fallo de una tabla de la base de datos, cuyo KO ha viciado todo el sistema. Mientras los técnicos buscan con esmero el elemento dañado, los trabajadores de la lonja se arman de paciencia y aguantan el tirón como pueden.

Mientras, mariscadores, marineros y compradores observan sorprendidos una vuelta al pasado con la que nadie contaba.