Entre la montaña y el maratón

A MARIÑA

Este «constructor de instrumentos de cuerda», como se define a sí mismo Ramón Blanco, se aficionó a las carreras tras años de expediciones a las cumbres más altas

01 feb 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Ramón Blanco (Xerdiz, Ourol, 1933) se inició en el montañismo en México, a los 32 años. A los 17 había emigrado a Cuba y desde 1971 reside en Caracas. De su extensísimo currículum como alpinista destacan tres ochomil. En 1991 subió al Broad Peak (8.047 metros), en la cordillera del Karakorum, Pakistán; en 1993 ascendió al Everest (8.850 metros), en el Himalaya, Nepal; y en 1998, coronó el Gasherbrum II (8.035 metros), en la cordillera del Karakorum, Pakistán.

Por medio se cruzó la carrera: «Varios amigos me pedían que corriera con ellos. Nunca había tenido interés por ese deporte. Sí me gusta correr en la montaña cuando voy a alguna excursión. Todos los domingos subo al Pico Oriental (2.650 metros) en Caracas, y normalmente bajo corriendo. Algo así como estar en Viveiro y subir al Penedo do Galo (salvando las distancias, por supuesto, y en terreno mucho más empinado)».

Su primer maratón (42 kilómetros) fue el de Caracas, en 1987. «Había estado en una expedición en la selva. Nunca había corrido uno y quería probar antes a correr por lo menos unos 20 kilómetros, a ver cómo era eso; pero no pude, porque empecé a tener fiebre muy alta, un día sí o otro no. El día antes de la carrera la tuve muy alta; al siguiente amanecí sin ella. Fui y corrí (4.17.45). Llegué a mi casa, me di una ducha y fui a hacer una visita. Al día siguiente, otra vez la fiebre. Llamé a un amigo médico y le expliqué. 'Hazte un examen de sangre, eso es paludismo'. Efectivamente. Corrí con paludismo. Si lo hubiera sabido, quizás no hubiera corrido».

Mucho tiempo después, Blanco se aficionó a las carreras en ciudad y en la montaña. «Hasta que me decidí por otros (maratones): Caracas, abril de 2005; Caracas, abril de 2006; medio maratón (21 kilómetros) en Maracaibo, Estado Zulia. Venezuela. Extremadamente caluroso». En abril del 2008 corrió el maratón de Madrid. «Con éste quise celebrar mi 75 cumpleaños. Hice 4.58.28. No había podido entrenar lo suficiente, por una fascitis plantar en el talón izquierdo. Corrí con dolor, de todos modos... pero estuvo bien». Y el 3 de mayo del año pasado participó en un Raid en Carnota, A Coruña, con su primo Alejandro y su amigo Juan: «Orientación, kayak y bicicleta montañera. Aquí el dolor en el talón era mucho, pero...», comenta.

«Sigo haciendo alpinismo y mantengo el entrenamiento, para cuando se me presente alguna oportunidad de ir a otra expedición...». Cara al futuro, dice mantener su estilo de vida «normal». «Estoy trabajando y ahorrando lo más posible, porque mis expediciones son muy costosas». Blanco es luthier de profesión: «Es de donde saco para mis montañas, etcétera. No me gusta mucho esa palabra, muy internacionalizada. Preferiría la de violero, guitarrero o constructor de instrumentos de cuerda».

Galicia y Venezuela

Este ourolense que ha llevado las banderas de Galicia y Venezuela por medio mundo ama la montaña: «Sí, la naturaleza en general y la soledad... relativa en algunos casos». A los jóvenes les lanza el mensaje de siempre: «Corazón, entusiasmo, voluntad. El esfuerzo es mucho, pero vale la pena. La satisfacción de los logros es inenarrable, por lo menos para mí. Pero no tiene que ser propiamente el montañismo; sino también en cualquier otra actividad (noble) que realice».

¿Algún agradecimiento? «Podría catalogarse como agradecimiento a la amistad de muy buenos amigos; y en especial el sentimiento que me inspira mi familia (hermanos, sobrinos, primos, etcétera, por los que siento verdadero cariño). También tengo que nombrar a tres maravillosos y venerables tíos que tengo: Tomás, Ramón y Pilar».

¿Qué ha aprendido, para bien o para mal, del ser humano a lo largo de tantas expediciones? «He conocido gente noble, desprendida y colaboradora. Y también egoísta y aprovechada. Y he visto el deterioro del medio ambiente, que causan muchos turistas inconscientes».

Sobre la situación de Venezuela, Blanco afirma que «podría escribir una tragicomedia». «Pero yo sigo mi vida normal... con precaución», afirma. Su visión de España: «Los comentarios son buenos, a pesar de que ahora hay ese problema mundial de la recesión... por causa de los malos . Confío en que los inconvenientes se van a superar. En los momentos difíciles, siempre surge alguien capaz. No soy pesimista. Hago mi parte normalmente. Tenemos que admitir que siempre, en todo, hay altos y bajos».

Su trayectoria, en Internet

Quien quiera conocer más sobre este hombre puede hacerlo a través de su web -www.ramonblanco.com-. ¿Cómo es su relación con Internet? «Es muy complejo hablar de eso. Bien y mal. Bueno y malo. Lo mejor y lo peor. Yo le saco mucho provecho; pero reconozco que es un medio que causa mucho daño, en muchos casos; y mucho bien. El ser humano produce adelantos sorprendentes científicamene, muy rápido. La mayoría de la gente no asimila tales adelantos a la misma velocidad con que se producen. Y psicológicamente (o su naturaleza) no avanza. No acaba por dominar sus nada buenos instintos. El gen del mal tiene demasiada fuerza. El mal campea por todas partes, duélale a quien le duela».

¿Por curiosidad, continúa sin ver la televisión ni leer los periódicos? «Una vez hice eso durante un año, porque pensaba que al cabo de ese tiempo las cosas habrían de seguir lo mismo, y así fue. Sin embargo, ahora, muy de vez en cuando, veo algo sobre la situación mundial, para aclimatarme un poco, contra lo necio que es el ser humano». En abril del 2008, después de maratón de Madrid. (27 de abril), fue su última visita a Viveiro.