Volver
';

Antonio López 'He rozado la depresión'

Es el pintor español más admirado y cotizado. Pero a sus 85 años se enfrenta a una polémica sin precedentes por el encargo de unas puertas de bronce para la fachada de la catedral de Burgos y a la infinita tristeza de haber perdido a su mujer. Él mismo nos lo cuenta.

Por María de la Peña Fernández-Nespral / Fotografía: Daniel Méndez

Viernes, 02 de Julio 2021

Tiempo de lectura: 13 min

Antonio López (Tomelloso, 6 de enero de 1936) sufre aún las secuelas del duelo de su mujer, la también pintora María Moreno –Mari–, fallecida hace algo más de un año, casi al mismo tiempo que estalló la pandemia. «La echo de menos constantemente», afirma sobre su ausencia.

El pintor español más reconocido y admirado, que encabeza la lista de los artistas vivos más vendidos, está a sus 85 años en el cénit de su carrera; sin embargo, vive tiempos revueltos. Hace dos años, el Arzobispado de Burgos le hizo el encargo de realizar unas puertas de bronce para la fachada de la catedral, en sustitución de las de madera del siglo XVIII que no eran las originales del templo. El motivo era hacer algo especial para celebrar el octavo centenario de la catedral gótica a través de la intervención artística de un creador de indiscutible prestigio nacional e internacional. Lo que parecía que iba a ser una buena noticia se ha convertido en un enfrentamiento entre la sociedad burgalesa. Lo nunca esperado. Un pintor local lidera la oposición del encargo a López y ha recogido más de 65.000 firmas en contra.

La campaña para impedir la reforma del artista de Tomelloso no acaba en la ciudad de Burgos y ha llegado hasta el Vaticano y la Unesco, que amenaza con retirar el estatus de Patrimonio de la Humanidad a la catedral. Visiblemente afectado, Antonio López nos recibe en su casa y estudio madrileño. Está pintando sus habituales temas cotidianos como la mesa frente a la que nos recibe, con unas flores secas y aún con las medicinas de su mujer, inertes como un bodegón. Compagina el trabajo en el estudio con las visitas a la fundición, donde, a pesar de todo, sigue trabajando en las puertas. El desenlace sobre si sus tres portones que representan a la Virgen, a Dios y al Niño Jesús acabaran decorando la fachada del monumental templo de Burgos todavía es incierto. Mientras tanto, el artista no quiere alimentar más la polémica y afirma tajante no gustarle «nada esta batalla». «Si la pintura fuera así en todas las cosas, yo no sería pintor», puntualiza.

alternative text
Lo cercano.Antonio López pintando un cuadro junto a la cama de una de las habitaciones de su estudio. «Llevo pintando las cosas de mi entorno toda la vida. Es una necesidad».

XLSemanal. ¿Cómo está?

Antonio López. Me encuentro bien. En mi estatura, en mi proporción, soy fuerte. Aunque he rozado la depresión. Los motivos personales son los que más huella te dejan.

XL. ¿Cómo vive sin Mari?

A.L. La echo de menos constantemente. Lo que pasa es que ella llegó a estar tan mal por el deterioro de la edad y la enfermedad que descansó.

XL. ¿Cómo le ha influido Mari?

A.L. Mari se entregaba a los demás. Ante el trabajo y su familia, no dudaba en elegir. Tener cerca de ti a alguien tan generoso es un ejemplo. En ese sentido, Mari me ha ayudado a mí y yo la he ayudado a ella en respetar el don que tenía para la pintura, para que no lo dejara.

XL. A pesar de su ausencia, se lo ve con buen ánimo.

A.L. Me levanto por las mañanas a las 8:15, por disciplina y, generalmente, muy mal. Me cuesta mucho empezar el día, hacerme el desayuno, asearme, lavar los pinceles… Hay una desorientación, una hostilidad. No es depresión, es extrañeza. Y poco a poco me voy situando donde debo estar.

XL. ¿Se cuida? En esta mesa hay muchas medicinas.

A.L. Porque lo he dejado todo tal y como estaba cuando vivía Mari. Pero algunas de las medicinas son mías. Una para controlar la tensión, para el colesterol, otra para dormir. He tenido algún episodio de insomnio que me asustó mucho. Me daba pánico pensar cuánto iba a durar. Me fui hasta Granada a una clínica del sueño.

'El camino que lleva la sociedad me parece indecente. Me gustaría una vida más austera y sensible. La pandemia es un cachete por nuestra mala conducta'

XL. ¿Qué análisis hace de esta crisis que nos ha sobrevenido?

A.L. La vida y el camino que llevan la sociedad me parecen indecentes. Me gustaría una vida más austera y más sensible, consultando con la naturaleza, con tu hígado, pensando menos en el consumo, que es una apisonadora. La pandemia es un cachete que hemos recibido por nuestra mala conducta.

XL. Su obra se asocia a Madrid. ¿Se siente a gusto en la capital ahora que no está Mari?

A.L. Mi vida se situó en Madrid, pero no estoy en mi tierra. Aquí me casé, conocí a Mari, tengo mi galería… Mi hija Carmen vive puerta con puerta. Pero no me siento madrileño, aunque cuando el lugar donde vives es tu sitio de trabajo siempre es bueno, incluso si fuera un hospital.

XL. Pocos artistas hoy eligen el tema de la ciudad.

A.L. Se ha hecho poco. Se hizo mucho en el impresionismo, pero vas al Prado y casi no encuentras este tema. Luego llega la modernidad y todo esto queda fuera porque el artista pinta sus ideas, es más conceptual. La ciudad está muy poco pintada en España.

XL. Pasa de la temática de la ciudad a retratar la intimidad de su casa, lo cotidiano. Es su universo, ¿verdad?

A.L. Llevo pintando las cosas de mi entorno toda la vida. Es una necesidad.

XL. ¿Se siente más cómodo pintando temas cotidianos que abordando los encargos?

A.L. Habría que escuchar primero qué tipo de encargo. En el arte acabas haciendo lo que quieres, pero puede haber una voz exterior que te señale un espacio que a lo mejor a ti no se te había ocurrido. Y, además, te lo pagan. Por ejemplo, el cuadro de la familia de los Reyes si no me lo encargan no lo hago. Y me alegra haberlo hecho.

alternative text
Una gran aportación.A López le encargaron tres puertas de bronce para sustituir a las actuales de la fachada de la catedral de Burgos. Representan a Dios, la Virgen María y el Niño Jesús. Pero no son del gusto de todos...El Arzobispado defiende el proyecto como «la mayor aportación a la catedral» en 200 años. Las puertas están presupuestadas en un millón doscientos mil euros. Las actuales, que ni siquiera son las originales del templo, se trasladarán a los museos catedralicios.@ Arzobispado de Burgos

XL. Hablando de encargos. ¿En qué punto están las puertas de la catedral de Burgos?

A.L. Yo no voy a hablar [contesta rotundo y serio]. No digo nada.

XL. ¿Qué dice sobre la oposición que ha surgido en parte de la sociedad de Burgos a que haga esas puertas?

A.L. No quiero entrar ahí porque, con mala suerte, igual esa gente lleva razón. Y a lo mejor es algo que no debo hacer. Ahora mismo lo estamos trabajando. Y no me gusta entrar en ello porque las razones que doy no las puedo demostrar. No puedo demostrar que lo puedo hacer, que lo que hago es interesante. No lo puedo demostrar al igual que ellos tampoco pueden demostrar lo que dicen. No me gusta esa batalla. ¡Nada! Si la pintura fuera así en todas las cosas, yo no sería pintor. Ya está, se acabó. No quiero hablar.

XL. Pero no deja de ser halagador que le hagan el encargo.

A.L. ¡Pues claro! El arte que admiramos en los grandes museos está todo hecho prácticamente por encargo. No sé qué pudo hacer Miguel Ángel que no fuera de encargo. Y el Velázquez que no es de encargo es mucho más pequeño en número y no es mejor. No es mejor La dama del abanico que el retrato de La reina Mariana de Austria del Prado. Los encargos no distraen a Velázquez.

XL. ¿A usted tampoco le distraen?

A.L. Son un regalo maravilloso que te hace la sociedad. Por ejemplo, de no producirse el encargo de las cabezas de la estación de Atocha, las hubiera hecho al tamaño de la niña, no de tres metros.

'No me gusta esa batalla por las puertas de la catedral. ¡Nada! Si la pintura fuera así en todas las cosas, yo no sería pintor. Ya está, se acabó. No quiero hablar'

XL. Tiene fama de tomarse su tiempo. Tardó dos décadas en pintar a la familia real. ¿Cómo analiza ese encargo siete años después de haberlo entregado?

A.L. Tardé mucho tiempo, hubo mucho ir y venir porque traje aquí el cuadro; después, al Palacio Real; volvió… Hubo un movimiento de la obra para buscar el sitio donde yo me sintiese más implicado. Para mí fue como un laboratorio. Me sentía como los que están buscando cómo solucionar el virus. Lo acabé haciendo de fotografías y aquello debía tener dignidad, algo que tuviera que ver con lo que yo pienso que es la pintura: las formas, la luz y el color. La familia real no se puede ni imaginar el tiempo que estuve dedicado a ellos, mirándolos… Me hizo trabajar en un lugar donde nunca había estado tan de lleno que es el retrato de un grupo de personas. Fue un experimento en donde yo no calculé el tiempo en relación con el dinero que recibí. No estaba en mi terreno y me entregué totalmente.

XL. Por esa razón tardó tanto tiempo, porque fue un reto nuevo.

A.L. Bueno, he tardado más con otras obras y no se sabe... porque lo que pasa en un estudio nadie lo conoce. Las cosas que se quedan arrumbadas, las que tienen que esperar hasta que puedas continuarlas, las que te cansan… Es un lugar donde ocurren muchísimas cosas. Pero en ese retrato de la familia real tardé porque trabajaba cuando quería trabajar; de lo contrario, no hubiera podido hacerlo. Eso me llevaba a trabajar temporadas y a apartarme del cuadro también temporadas muy largas. Si hubiera sumado el tiempo de trabajo únicamente, a lo mejor no hubiera sido más de tres meses. Tenía que ser así.

El escondite.
El escondite.Detalle del estudio de Antonio López en Madrid, donde más horas pasa. Dice que él se considera «un retratista de la vida. Me gusta mucho retratar a las personas, pero no vivo del encargo de retratos».

XL. ¿Qué artistas modernos le interesan?

A.L. Muchísimos. El arte del siglo XX es impresionante. Hopper, Wyeth, Balthus, Giacometti… o la escultura de Francisco López. Ha sido un siglo en el que han ocurrido cosas llamativas, llenas de interés, de contenido. El siglo XXI es aún la continuación del XX, vamos a ver qué nos depara.

XL. ¿Qué le parece el arte digital? Los que trabajan con ordenador.

A.L. No me he metido. No necesito más soportes. Yo creo que hay gente a la que le gusta mucho pintar y lo resuelve pintando. Hay otros que tienen cosas que decir, pero que no les gusta tanto pintar y lo hacen de otra manera.

XL. ¿Cómo se definiría usted?

A.L. Un retratista de la vida. Me considero un retratista, como lo puede ser Luis Gordillo. Me gusta mucho retratar a las personas, pero no vivo del encargo de retratos. Hace poco me encargó un retrato un político, pero la persona que lo sustituyó en el cargo lo anuló porque consideró que costaba demasiado dinero. Lo hubiera hecho encantado; soy un servidor.

XL. ¿Cuál es el movimiento más imprescindible de todos los que han surgido en el arte?

A.L. La abstracción. Ha cambiado lo que entendemos como pintura; ha incorporado algo que esta debe tener. Puede denominarse 'abstracción' o 'emoción'. Aunque todos los ismos están en el hombre desde siempre. En un momento determinado se les ha dado un nombre, como a los virus, pero ya estaban.

Antonio López conserva el primer dibujo y el primer óleo que hizo con 13 años. Ese óleo se reproduce aquí por primera vez. En el verano de 1949, en Tomelloso, el hermano de su padre que era pintor, Antonio López Torres, lo vio pintar unas copias de una revista. Le dijo que tenía que pintar del natural. Por primera vez le colocó una mesita, una servilleta, un trozo de pan… «Al principio pensaba que pintar era copiar y al poco tiempo me doy cuenta de que es otra cosa. ¿Qué cosa? Pues ahí es donde empieza la aventura de verdad del pintor. No hay una fórmula en absoluto. Tienes que hacer y sentir. Es como una relación amorosa».

XL. Todos esos movimientos están en su pintura. La abstracción, el surrealismo, el realismo…

A.L. Tienen que estar. La dimensión superior que tiene Velázquez sobre Tiziano es porque Velázquez recoge la parte misteriosa, abstracta, metafísica... de manera más evidente que Tiziano, que se quedó más blando.

XL. ¿Tiene hambre por vender?

A.L. Yo vivo de la pintura. Somos unos pocos afortunados. Dedico la vida a hacer algo interesante para que después surjan las personas que tienen dinero para comprarlas. Es una lotería. Fácilmente puede no ocurrir. A mí me ocurrió desde que salí de la Escuela de Bellas Artes.

XL. Los artistas Julio y Francisco López y Lucio Muñoz fueron sus primeros amigos y con ellos expuso en 1953, con 17 años. Esa primera exposición en Madrid supuso esa lotería de la que habla porque vendió todos sus cuadros.

A.L. La exposición se clausuraba y no habíamos vendido nada. En la misma mañana del cierre surgió el milagro; apareció el decorador Duarte Pinto Coelho y me compró todos los cuadros. Hay un punto de suerte en la vida, también para tener buena salud. En cambio, elegir con quién vas a vivir depende más de tu instinto. Yo he sabido quién me podía ayudar, enseñar. También acertar a la hora de elegir a tu mujer. Yo no he fallado.

XL. ¿Ha sido buen padre, a pesar de su dedicación a la pintura?

A.L. Creo que hemos sido buenos padres. No hemos hecho las tonterías que han podido hacer algunos artistas, como si el arte te diera permiso para no hacer las cosas como es debido.

'Convivo con una hernia discal, operado de cataratas, de la garganta por no cuidarme el colesterol, con el estreñimiento. Son como sombras que van apareciendo. Y van a más'

XL. ¿Cuál es la última exposición que ha ido a ver?

A.L. Pasiones mitológicas, en el Prado. Sigo yendo a los museos, me gusta muchísimo ver pintura.

XL. Si pudiera viajar ahora, ¿adónde iría?

A.L. Si me llevara el mago de Las mil y una noches, iría a ver los Guerreros de Xian, en China, y el nuevo Museo de la Acrópolis, en Atenas.

XL. Y si no fuera a ver un museo…

A.L. Iría a ver el nacimiento de un gran río, por Siberia, por una zona muy desconocida. Algo que tenga que ver con la naturaleza que no esté domesticada.

XL. Si no hubiera sido artista, ¿qué profesión hubiera escogido?

A.L. Ayudaría a los demás. Enfrente de mi casa hay unas monjas que cuidan a niños con problemas. Dedicaría mi tiempo a los demás.

XL. ¿Le queda tiempo para leer?

A.L. Siempre leo antes de dormir, hacia las once o antes. Me llevo a la cama dos o tres libros. Anoche leí un poco a Josep Pla, Viaje en autobús, que trata de cosas aparentemente sin importancia, pero escribe muy bien. Pero el último libro importante que he leído es La Regenta. Lo leí hace muchísimos años y ahora me ha parecido inmisericorde, no deja títere con cabeza. No me gustan los que miden a la baja todo el tiempo. Como es inteligente, mete el dedo en el ojo muy bien metido. Me gusta más Fortunata y Jacinta; Galdós es más generoso que Clarín.

XL. ¿Usted ha sentido ese juicio en su persona? Esa crítica y envidia son muy españoles…

A.L. No está en la pintura, no está en Velázquez, en Goya ni en Zurbarán; no está en Cervantes. Ennoblecen las cosas, no las condenan o fulminan. No sé si es envidia o falta de generosidad lo que pasa hoy.

XL. A pesar de ese egoísmo de la sociedad, ¿usted está contento?

A.L. Estoy conforme. Trato de hacer las cosas lo mejor posible. Me dejo mi tiempo, mi vida y mi mejor voluntad.

alternative text
Disciplina.Antonio López en su estudio.

XL. Si tuviera que elegir un buen día de su vida, ¿cuál sería?

A.L. Elegiría un día con 25 años, casado con Mari, con una vista fenomenal, sin cansarme nunca, trabajando con un brío enorme.

XL. ¿Pesa el cansancio?

A.L. Sí, todas esas pastillas que tomo hablan de cómo voy a esta edad. Porque convivo con una hernia discal, operado de cataratas, de la garganta porque tenía obstrucciones en las carótidas por no cuidarme el colesterol, estreñimiento. Son como sombras que van apareciendo. Y van a más. Me inspira curiosidad ver los cambios que va habiendo en mi trabajo y que tienen que ver con pérdidas y con ganancias. Con pérdidas de la máquina y ganancias de otras cosas.

XL. ¿Piensa en el final?

A.L. No más de la cuenta. Trato de solucionar los achaques. Por ejemplo, en el caso del estreñimiento, y lo digo porque a alguien le puede servir, me ha funcionado el salvado de avena. Es la época en la que necesitas que te guíen porque el organismo ya no se puede equivocar. Es como una persona con poco dinero; no puede malgastarlo. El joven tiene salud y energía y puede hacer tonterías. A mi edad ya no puedes ni debes hacer tonterías para poder continuar dignamente con tu vida.

Etiquetas: Pintores españoles