La Voz de la Salud

Probamos un reloj inteligente que mide la presión con una farmacéutica: «Esto es el futuro»

El botiquín

Laura Miyara /  La Voz de la Salud Alex López-Benito La Voz de la Salud
Probamos el reloj en simultáneo con un tensiómetro.

El dispositivo tiene una correa que se hincha para impedir el flujo sanguíneo, de la misma manera que lo hace un tensiómetro tradicional

01 Dec 2025. Actualizado a las 18:35 h.

Relojes inteligentes, sensores de insulina con parches que se colocan en el brazo o colchones que ajustan su temperatura a lo largo de la noche para adaptarse a los ritmos circadianos del usuario. El futuro del cuidado de la salud pasa por la tecnología. Dispositivos que monitorizan nuestros signos vitales para aportar datos y consejos personalizados. Este es también el concepto detrás de una nueva generación de relojes que ofrecen una función novedosa y, hasta ahora, ausente en gamas similares en el mercado. En las correas para asegurarlos a la muñeca, estos dispositivos tienen un mecanismo idéntico al manguito de un tensiómetro. Este sistema permite realizar mediciones de la tensión arterial que, supuestamente, compiten con las obtenidas en la consulta médica o en la farmacia. Los productos están siendo evaluados dentro de un estudio científico observacional realizado en pacientes hipertensos por la Sociedad Española de Hipertensión. ¿Pero cómo de precisa es esta tecnología?

Para descubrirlo, recurrimos a una especialista. La farmacéutica Nina Villasuso, miembro del Colegio Oficial de Farmacéuticos de la provincia de A Coruña, nos abre las puertas de su farmacia, ubicada en Mugardos. Le proponemos un desafío: enfrentar, lado a lado, el modelo Huawei Watch D2 y un tensiómetro convencional, en mediciones simultáneas, para tratar de descubrir si el reloj puede ser verdaderamente fiable. Villasuso, experta en hipertensión y una de las coordinadoras de la guía para su abordaje que ha elaborado la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (Sefac), es la persona indicada para esta tarea.

A dos brazos

El experimento es sencillo. En el brazo derecho, Villasuso efectuará mediciones con el tensiómetro electrónico que utiliza en su farmacia. En la muñeca izquierda, mediremos la tensión con el reloj. Mientras los colocamos en cada brazo, la experta explica cómo funcionan y por qué se hinchan. «Los dos dispositivos son oscilométricos, es decir, que miden la presión arterial por el flujo de sangre. Tienen que hincharse para interrumpir el flujo y después lo dejan pasar», comenta. Ambos aparatos capturan las variaciones que se producen mientras la sangre circula y, posteriormente, un algoritmo traduce esas señales en valores de presión. La gran diferencia es que «en uno lo estamos midiendo en la muñeca y en el otro en el brazo. Y vamos a comparar».

Al comenzar la primera medición, el reloj indica que se debe apoyar la palma de mano que lo lleva en el pecho y permanecer inmóvil y en silencio mientras opera. La razón, explica Villasuso, es que cualquier movimiento o incluso la acción de hablar puede alterar la lectura, «porque, al ser una medida que utiliza el flujo sanguíneo, estas variaciones le pueden afectar».

Cuando ambos aparatos terminan, los resultados son similares: el reloj arroja la cifra de 127/79 mmHg, mientras el tensiómetro de farmacia marca 122/80. «Realmente, es muy parecida», observa la experta. Como referencia, una tensión arterial saludable está en torno a los 120/80 mmHg. El número se compone de dos valores. La presión sistólica es la que hay en las arterias cuando el corazón late y bombea sangre, y es el valor superior en una lectura. La presión diastólica es la que existe cuando el corazón está en reposo entre latidos, y es la cifra inferior de la medición.

La experta señala que existe una diferencia significativa entre medir en la muñeca o en el brazo: «Todas las guías clínicas recomiendan hacerlo en el brazo, porque el manguito debe de estar colocado a la altura del corazón», señala. Según ella, aunque el reloj puede ofrecer una medida válida si se usa llevando la mano al pecho, la posición en el brazo sigue siendo la más recomendada, a día de hoy, por las guías oficiales.

Tres mediciones

Tras la primera lectura, se deben realizar otras dos separadas, entre sí, por un minuto. La cifra final de la tensión arterial será el resultado de la media entre las últimas dos mediciones, descartando la primera. Esta es la metodología reconocida por las sociedades científicas y médicas: dado que la tensión arterial es un valor tan cambiante que puede verse alterado incluso por el habla, una sola medición no es suficiente para conocer el estado de la presión de una persona.

En la segunda medida, las cifras suben un poco, y Villasuso lo atribuye a lo que se conoce como «efecto bata blanca», un fenómeno donde la presión arterial de un individuo puede aumentar durante una consulta médica debido al estrés o la ansiedad en este espacio, pero se mantiene normal, alterando la medición. Por eso, insiste en que no basta una lectura aislada para tener una perspectiva real. Realizamos la tercera medida y calculamos la media, que es, afortunadamente, saludable.

La experta describe a continuación un escenario ideal para el diagnóstico: no solo las mediciones en consulta, sino también la automedición en casa. Según Villasuso, lo más útil para el médico sería que el paciente mida su tensión «dos o tres veces al día durante cinco o siete días. Con esa información, el médico puede ver si la persona tiene la presión arterial bien o si ya está en el umbral de tenerla elevada». En ese caso, el paciente consensuará junto con el profesional las medidas que pueda tomar para controlar su tensión, en base a sus factores de riesgo, su edad, su peso y sus hábitos, entre otras variables.

Cabe señalar que la hipertensión, conocida como el «asesino silente», en realidad sí presenta síntomas, pero estos «se pueden confundir con los de otras patologías. Por ejemplo, dolores de cabeza, aturdimiento, palpitaciones, dificultad para concentrarse o malestar general. Hay mucha hipertensión enmascarada, que no se conoce por parte del paciente y que solo se descubre cuando se hacen campañas masivas de medida de la presión arterial», explica el doctor José Antonio García Donaire, nefrólogo especializado en hipertensión. 

Por esta razón, Villasuso recomienda realizarse mediciones al menos dos veces al año, sobre todo a partir de la década de los 40. Para mantener una presión saludable, propone prácticas sencillas: reducir el sodio, controlar el sobrepeso, hacer ejercicio, evitar el tabaco y moderar el consumo de alcohol.

Entre los errores frecuentes a la hora de tomarse la presión, García Donaire destaca el haber fumado en los 30 minutos previos, el haber tomado bebidas con cafeína o realizar la medición con las piernas cruzadas. También recomienda reposar unos minutos antes de comenzar a hacer la medición. «Si nos duele la cabeza, lo que hay que hacer es tomar un analgésico y cuando haya pasado el dolor medir la presión. Porque si la presión está alta con dolor de cabeza, no vamos a saber si el dolor es causante o efecto», detalla el experto.

¿Merece la pena comprarlo?

Con un precio de mercado cercano a los 400 euros, frente a los 25 a 50 que rondan los tensiómetros para uso domiciliario, la principal ventaja que ofrece el dispositivo Huawei es su ligereza y portabilidad. Su nivel de precisión es, en opinión de la experta, aceptable, si bien destaca que no ha sido incluido aún en la lista de tensiómetros validados por las sociedades científicas europeas.

«Esto estaría bien para una persona a quien le han diagnosticado de hipertensión y quiere controlar cómo le está haciendo efecto el medicamento», dice Villasuso. Pero advierte que no todos los perfiles se adaptan al uso de estos dispositivos. En algunos casos, tener el reloj continuamente monitorizando el cuerpo puede llevar a obsesionarse o generar ansiedad: «Hay gente a la que tener esto le agobia. Si te va a perjudicar o te va a angustiar, a lo mejor no eres la persona a la que más le sirve».

Desde el punto de vista clínico, estos relojes aún no están plenamente homologados como dispositivos médicos, aunque podrían llegar a estarlo. Villasuso lo resume en una frase: «Esto es el futuro». De momento, lo ideal sigue siendo aplicar las recomendaciones de las guías: realizar mediciones múltiples, usar un tensiómetro fiable, llevar un registro y acudir con él a la consulta médica.

Por qué importa medir bien la presión

La hipertensión arterial es una condición muy frecuente, que incrementa el riesgo de sufrir eventos cardiovasculares, como infarto o ictus, así como de sufrir daño en otros órganos como el riñón o los ojos. Según las guías de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) y la Sociedad Española de Hipertensión, se considera que la presión arterial óptima es inferior a 120/80 mmHg.

Según detalla el documento de práctica clínica de la Sociedad Española de Hipertensión, para la medición en consulta los umbrales se clasifican así:

Como explica Villasuso, para confirmar la hipertensión clínica, se suele usar la automedida domiciliaria o la monitorización ambulatoria.

En la actualización de las Guías de la ESC del 2024 también se introduce el concepto de «presión arterial elevada» para valores de 120-139 mmHg de sistólica o 70-89 de diastólica, incluso si no llega a hipertensión según los criterios tradicionales. Este criterio refleja la evidencia hallada en estudios recientes, que muestran que incluso con valores aparentemente moderados de presión ya existe riesgo cardiovascular. 


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