La Voz de Galicia

Mejor volver con «la vieja normalidad»

Grada de Río

m. v. f. vigo / la voz

Aficionados del Celta consideran adecuado esperar a la próxima temporada para regresar a Balaídos cuando se pueda «disfrutar y abrazar al de al lado»

06 May 2021. Actualizado a las 05:00 h.

La afición del Celta lleva más de un año -desde que la pandemia frenó el campeonato la temporada pasada- sin poder pisar Balaídos para ver al primer equipo y todo apunta a que completará el curso 2020/2021 sin que esa circunstancia haya cambiado. Cuando se pregunta a peñistas del club, cuentan que uno nunca se acostumbra a ver por la televisión los partidos que antes vivía in situ, pero que entienden y asumen que es lo que toca. Pasado el tiempo, eso sí, siguen pensando en su mayoría que la entidad no lo hizo bien con la famosa campaña de los 50 euros.

Balance

Un año «triste y raro»

De Balaídos se echa de menos «la emoción, el nerviosismo, los amigos cerca, la parte de animación... Todo eso desaparece», en palabras de Marta Saiz, de Le-Chuzas Celestes, que valora una «comodidad de verlo desde casa» que sin embargo, no compensa. «Estoy deseando volver a la normalidad, lógicamente», dice. Marco Reboredo, de Sempre Pahiño, lo califica como «año triste», aunque desde la misma aceptación de que era necesario que fuera así desde la que hablan todos.

El calificativo que utiliza Gus Agulla, de Mi Bendita Condena, es «raro». «No sé si te acostumbras, pero lo asumes. A mí me sigue extrañando ver Balaídos por la tele, nunca lo veía desde casa y es algo que me falta», precisa. No el hecho en sí de ir a Balaídos, sino todo lo que implica. «Para mí, el fútbol no es entrar y sentarte en tu butaca, engloba mucho más. No es lo mismo tener a la gente a tres asientos de ti que ver el fútbol rodeado de 30 o 40 personas», señala. Por eso es de los que prefiere esperar para volver, pero hacerlo cuando reine «la vieja normalidad».

 

La pena de no haber podido ir a Balaídos «sen desfibrilador»

A Abdón Santos, de la Peña Alvelo de Barbanza, le da pena haberse perdido los momentos dulces de esta temporada y también esta recta final de calma. «Cousas coma as vitorias seguidas que se conseguiron gusta vivilas no campo. E agora, poderiamos ir sen desfibrilador», comenta. Coindice con Agulla en todo lo que rodea al fútbol: «Sempre me gustou toparme con xente de todos os puntos de Galicia antes do partido. Ese desafogar, comentar ese ‘a ver se hoxe non perdemos’», dice mientras declara estar «desexando volver canto antes», pero siempre que se esté en condiciones de recuperar eso.

Desde Preferencia Celeste, Tomás Rodríguez habla de cierto «desapego». «Hay algo de resignación por parte de la gente. No podemos ir y es lo que hay», acepta. Para él, que incluso no ha podido ver todos los partidos, el fútbol ha pasado a un segundo plano, pero no cree que ese desapego que percibe vaya a tener secuelas futuras. «Si mañana abren Balaídos, la gente se tira en tromba», motivo por el que es partidario de no precipitarse en esa decisión. Coincide Luis Suárez, de la Peña Afouteza: «Hay que resignarse y esperar, pero volveremos más fuertes», vaticina.

 

Comparaciones

«No es lo mismo una previa en Primera que en Segunda B»

Entre los peñistas consultados, hay unanimidad a la hora de valorar el hecho de que se haya podido asistir a partidos del Celta B en Balaídos mientras el primer equipo juega a puerta cerrada en el mismo escenario. «Lo hablamos en la peña y al principio no todos lo entendíamos, pero acabamos razonando entre nosotros y nos dimos cuenta de que las previas no son lo mismo en Primera en Segunda B y no sería prudente», comenta Reboredo.

Suárez y Rodríguez también hablan de «menos tirón» y sin quedadas y demás atmósfera que rodea a un duelo del primer equipo, aunque el primero sí califica de «temeridad» los aforos que se permitieron en algunos equipos de Segunda B, no el caso del filial celeste. Agulla también se muestra comprensivo: «Lo entiendo desde el punto de vista de que en un partido de Segunda B, aunque sea el filial de un equipo importante, sabemos que el aforo no es el mismo», valora.

Los 50 euros

«La campaña fue un chantaje emocional»

Pasados los meses, y habiendo visto las contraprestaciones por el pago de los 50 euros que pidió el club, los que en su día no estaban de acuerdo con la campaña mantienen ese punto de vista. «Renové a regañadientes y por amor a los colores, sabiendo que no sacaría ningún beneficio», dice Tomás Rodríguez, que no se planteó ir a partidos del Celta B por considerar que ya se expone suficiente al virus en su día a día. «En la campaña mintieron y se lo transmití a ellos por escrito a la hora de renovar, no me corté ni un pelo», revela.

Marta Saiz también pagó fruto de lo que considera «un chantaje emocional». «Mi pareja no renovó porque no estaba de acuerdo. Yo tampoco lo estaba, pero llevo 36 años de socia y por 50 euros no iba a perder el número y lo que llevo haciendo toda mi vida», razona. Pero insiste en que estuvo «mal gestionado» y no cree que los partidos del filial compensen en absoluto porque «pagándolo todo las temporadas anteriores, también se podía ir».

«Los esfuerzos siempre son del mismo lado»

Agulla tampoco se ha podido beneficiar de los partidos del filial celeste y, aunque otros peñistas de su agrupación sí lo han hecho, también sostiene que «aquello no estuvo bien». «Era momento de tener cierto detalle con la afición. Y no son los 50 euros, para algunas familias podían ser 200 en unas circunstancias que no eran las mejores en el país en el tema laboral», expone. Tiene la impresión de que «los esfuerzos siempre son del mismo lado».

Reboredo entiende que ha habido «una falta de respeto a la masa social del club», mientras Santos argumenta que quizás «o Celta tampouco esperaba que non se puidese ir a ningún partido», pero en todo caso no siente que el gasto le haya valido la pena más allá de que lo hizo con la idea de «conservar o número de socio e o asento». Para Suárez, compensó en cierta medida al haber ido a casi todos los partidos del B, pero mantiene que «la campaña estuvo muy mal enfocada y mal explicada. No se hizo bien». También emplaza «a ver cómo lo arreglan la próxima temporada».

El regreso 

«No es lo mismo»

De los peñistas consultados, dos han podido volver a Balaídos para ver al Celta B. Reboredo relata que lo pasó «muy bien» y lo vivió «con muchas ganas, aunque no es lo mismo» que el primer equipo, pero sí mucho mejor que en la tele. «Es incomparable. Aunque los de fuera al 99 % ya los veía por la tele antes, me siendo más parte cuando estoy en el campo, es mi manera de vivirlo», dice. En el lado negativo, del regreso al municipal vigués le causó «desilusión» comprobar in situ «que se desaprovechó la pandemia para darles un empujón a las obras».

Luis Suárez también ha estado ya en Balaídos, así como en los duelos de Barreiro con público y coincide en que «no es lo mismo», pero sí una manera de ir matando el gusanillo y volviendo a tomar contacto de nuevo. «Quitando el último partido, en el que coincidí con uno de mi peña, el resto los vi solos. Se echa de menos charlar y celebrar», cuenta.

Aunque Agulla tampoco acudió a Balaídos, sí lo hicieron varios miembros de Mi Bendita Condena. Pero él lo tiene claro. «Cada vez queda menos y lo importante no es entrar, sino juntarnos las peñas, poder disfrutar, abrazar a un centolo (se refiere a los miembros de la peña Centolos Celestes) en un gol y que la cosa se tranquilice». Aboga por «un 2020 tranquilo, empezando a pensar que hay que cumplir 100 años todos juntos».


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