Más de 1.800 rederas gallegas no cotizan a la Seguridad Social

Más de 1.800 mujeres que trabajan como rederas en Galicia lo hacen sin declarar sus ingresos ni cotizar a la Seguridad Social. La denuncia la realiza la presidenta de la federación que agrupa a este colectivo, que integran casi 4.000 personas. Angelina Martínez cree que el intrusismo es la principal razón que impide vertebrar a este amplio subsector complementario a la pesca. «Moitas delas están xubiladas, traballan nas súas casas e cobran por peza feita só dous euros á hora», explica Martínez. Esta competencia hace que los precios que se pagan sean irrisorios y lograr un salario digno sea una meta casi inalcanzable. «Hai traballo, pero está mal repartido pola acción dos ilegais. A veces nós temos que poñer cartos dos nosos petos para facer fronte á Seguridade Social». Es el problema al que se enfrentan casi diariamente las 1.200 mujeres que desde hace años figuran en las estadísticas oficiales como asalariadas por cuenta propia. Y hay ejemplos que reflejan la dimensión de un problema complejo de resolver. «En A Guarda nós temos 20 mulleres que traballan legalmente como redeiras. Hai máis de 300 que están sen asegurar», afirma Angelina Martínez. La Federación de Redeiras reclama medidas para acabar con el intrusismo. Quieren que la Xunta reconozcan su categoría profesional y piden que se cree una titulación específica para poder ejercer este trabajo, unos conocimientos que por ahora sólo se transmiten a la vieja usanza, de generación en generación. El trabajo de redera se concentra sobre todo en los principales puertos con actividad pesquera a lo largo de todo el territorio gallego. Hombres Pero este oficio no es exclusivamente femenino. Un 30% de los que trabajan como rederos son hombres. «Eles están mellor ca nós. Están en empresas, gañan máis cartos e apenas teñen intrusismo», detalla Angelina Martínez. En A Coruña, Vigo, Celeiro o Burela las estadísticas se invierten. En estos puertos un 70% de los redeiros son hombres y las mujeres son minoría. Angelina Martínez reclama a la Administración gallega que extreme los controles en los puertos sobre las que ellas ya denominan como ilegales. Su actividad y el descenso de la carga de trabajo registrado tras la catástrofe del Prestige, con jornadas semanales que apenas superan los dos días reales de trabajo, hace que esta labor sea cada vez menos rentable.