La Voz de Galicia

El regreso político de Pablo Iglesias... el de Ferrol

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Domingos Sampedro

El ascenso de la ultraderecha en la comunidad consigue infundir pavor suficiente en las filas de la izquierda como para activar el voto útil en torno al PSOE

24 Mar 2019. Actualizado a las 13:36 h.

Una de las noticias políticas de ayer fue que el líder de un partido se reincorporó al trabajo, que lo hizo con lema y banda sonora, tras disfrutar de un permiso de paternidad de tres meses. No le va a faltar tarea a Pablo Iglesias Turrión en su reincorporación. Cuando se fue de baja, no se había producido el cisma con Íñigo Errejón en Madrid, tampoco se habían minado los puentes con Compromís en Valencia y ni siquiera se había producido el adelanto electoral que precipitó la ruptura de En Marea que dejó desvalidos a los alcaldes de A Coruña y Santiago, que ahora dudan en público sobre si el 28A acabarán votando a la formación del propio Iglesias.

Todo eso que fue En Marea, es decir, la suma mestiza de fuerzas estatales como Podemos y Esquerda Unida con otras nacionalistas como es Anova, ya no existe. Y es complicado testar los efectos que va a tener esta fractura. La demoscopia acostumbra a ser ágil, pero los giros de guion de la nueva política son más rápidos. Está por ver cuál es la parte que sobrevive al naufragio. O bien la marca de En Marea, que en el 2016 se erigió como la segunda fuerza política gallega, por delante del PSOE, o bien la porción que Pablo Iglesias reivindicará como un trofeo propio durante la campaña electoral. La encuesta elaborada por Sondaxe para La Voz refleja que ese espacio político, unido y ensamblado, tiene potencial para obtener tres escaños en Madrid, dos menos que en el 2016, pero está por ver si divididos podrán mantener el mismo capital y quién sería el encargado de gestionarlo.

Otro aspecto llamativo de la encuesta es la sombra que proyecta Vox, un partido que carece de anclaje institucional en Galicia, pero que empieza a acercarse al 5 % de los votos cuando hace solo un mes no superaba siquiera el 2 %. El Partido Popular es el gran perjudicado del ascenso de la ultraderecha en la comunidad, que pese a distar mucho de obtener representación en el Congreso, sí consigue infundir pavor suficiente en las filas de la izquierda como para activar el voto útil en torno al PSOE.

Porque en realidad es ese miedo atávico hacia Vox, que tanto el PP como Ciudadanos no parecen tener en consideración, lo que actúa como carburante para movilizar a la izquierda con el fin de evitar otro pacto de gobierno como el de Andalucía. Al PSOE se le puede sorprender con sondeos favorables que le hagan bajar la guardia y desmovilicen a su electorado, como le ocurrió a Susana Díaz, pero es muy difícil que con toda la izquierda puesta en guardia vuelva a ocurrir lo mismo.

A lo de Vox hay que añadir también el desmoronamiento de la vieja En Marea, que contribuye a ampliar la sonrisa en las filas del PSOE y que puede darle una oportunidad al BNG, sobre todo en la provincia de Pontevedra, donde está al borde de obtener un escaño, pues la encuesta le asigna el 9,4 % de los votos. Aunque es el partido de Pedro Sánchez el que más voto logra reagrupar en torno a sus siglas, procedente de la extrema izquierda desestructurada, pero también de las zonas templadas que Ciudadanos abandonó a su suerte. Esto condujo a los de Albert Rivera a retroceder cuatro puntos en A Coruña en solo un mes, según Sondaxe, apuntalando al PSOE como primera fuerza en esta provincia. Una de las noticias de ayer fue la vuelta de Pablo Iglesias a la primera línea política. Pero en el corto período de tiempo en el que estuvo ausente, quien realmente está de regreso es el partido que fundó el otro Pablo Iglesias. El de Ferrol.

 


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