«Esta ciudad se va a la ruina»

E. V. PITA VIGO / LA VOZ

VIGO

El indignado Emilio Domínguez cree que los políticos solo piensan en criticarse en lugar de solucionar los problemas

11 dic 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Emilio Domínguez, uno de los coordinadores del 15-M en Vigo, protagonizó una escena de protesta en el pleno de la investidura de Abel Caballero. Disfrazado con traje, sombrero y gafas de sol levantó una portada de La Voz referente a los desahucios de 300 familias en Vigo y un pepino. Cien días después recuerda los hechos. «Salimos en la televisión y los periódicos, pero el señor alcalde no atendió nuestras peticiones y subí a otro pleno y no nos dejaron entrar ni tampoco a la prensa. Estamos indignados con el Concello porque la ciudad es un desastre y va a peor. Caballero debía tener charla con Democracia Real y 15-M sobre la ciudad de Vigo, hay que tomar alternativas porque esta ciudad se va a la ruina. Los ciudadanos somos ciudadanos todos los días, no solo cuando a los políticos les interesa el voto», dice.

La idea de mostrar un pepino se le ocurrió el día anterior para apoyar a los agricultores «a título personal». «Entramos en el pleno para decir a los políticos que cobran grandes sueldos que no dan ayudas para nada. Yo mismo he tenido que pagar los libros del colegio de mis hijos ahora que estoy en una situación bastante mala», afirma.

Los desahucios y las ejecuciones hipotecarias le llegan al alma porque es otro hipotecado. «Rechazo los desahucios, nos aprietan más a las familias y estoy harto. Escribí a mi banco para que retire las cláusulas abusivas como las de tipo suelo», dice. Cuando alzó la portada de La Voz en el pleno «quería protestar por lo que están haciendo los bancos a las familias. Lo que pasó en Barcelona ya lo hicimos en Vigo cuando entramos en cuatro sucursales». Fueron expulsados del pleno pero dice que «la actuación policial fue muy correcta y humana».

Cien días después, el mensaje que Emilio lanza a Abel Caballero es que «debe atender mejor a la ciudadanía, fui a la manifestación de Caixanova pero me decepcionó cómo echó a las limpiadoras. Le hemos votado la gente pero no hace caso a los ciudadanos». La indignación de Domínguez empezó el 14 de mayo. «El alcalde me conoce por ir a otras protestas. Soy de Democracia Real pero de ningún partido», relata. Vio que desde un coche repartían folletos contra el abuso de los bancos. «Fui el día 15 a la manifestación, éramos pocos pero luego se sumaron 3.000», relata. El 16 por la tarde, oyó hablar de las acampadas, «decían que eran chavales y perroflautas» pero como padre de familia acudió a la farola de Urzaiz.

Ayudó a la acampada en logística gracias a sus conocimientos en la industria del automóvil y coordinó la obra del campamento del 15-M frente al Ayuntamiento. «Como soy bastante conocido, toqué contactos y nos apoyaron con material de construcción, nos cedieron plásticos gigantes y dimos de cenar a 300 personas. Se comía mejor que en muchas casas». El día del pleno, «fuimos a protestar porque no estamos conformes con ningún partido mayoritario, porque las empresas están cerrando y la gente no consigue trabajo porque no lo hay».

Domínguez lamenta el retraso de proyectos como la fábrica de Nissan o de Ikea, el cierre de Barreras o transportes Taboada. «Los políticos solo piensan en criticarse y en la ciudad está faltando trabajo», concluye el activista.