De La Habana viene un barco cargado de periódicos y cartas

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO

Durante 20 años, Vigo fue el puerto de entrada de las noticias de América

05 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Caledonia, Velasco, Infanta Isabel, Príncipe Alfonso, Europa o Ter eran algunos de los nombres de los vapores que transportaban la correspondencia entre Puerto Rico y Cuba, y España, en el ocaso de las colonias americanas. Entre 1851 y 1868, Vigo fue el puerto de acogida de estos buques que, junto con el correo americano, traían los periódicos cubanos que informaban a los españoles sobre la situación que se vivía en ultramar. A falta de telégrafo transoceánico, las noticias entraban en España a través de Vigo.

Curiosamente, la ciudad había recibido la primera línea regular de barcos a vapor en 1835. El puerto se convertía entonces en una escala de la ruta Londres-Gibraltar. Los buques llegaban todos los miércoles y admitían pasajeros. El pasaje en un camarote de primera a Oporto costaba 12 duros, mientras que el viaje a Londres ascendía a los 70 duros. Leopoldo Menéndez era el agente en la ciudad de esta compañía peninsular inglesa.

De la vela al vapor

Hasta 1850, la correspondencia española viajaba a América en barcos de vela, pero el Gobierno quiso, ese año, acortar los tiempos de travesía y compró a la compañía británica Cunard dos vapores, con una antigüedad de diez años, el Caledonia y el Hibernia. El primero de estos vapores desplazaba 1.200 toneladas y tenía una potencia de 440 caballos. Según se recoge en La Gaceta (antecedente del B.O.E.), este barco cargaba 600 toneladas de carbón, lo que le permitía navegar veinte días sin repostar. Años después, cambió su denominación por la de Conde de Regla. El Hibernia era más pequeño, con sus 200 toneladas y cien caballos de potencia. También estuvo en Vigo, pero llamándose Velasco.

En 1850, el Ministerio de la Gobernación ordenaba que toda la correspondencia con destino a América debía agruparse en Madrid para partir, a comienzos de todos los meses, hacia Cádiz, donde los vapores zarparían rumbo a Canarias, Cuba y Puerto Rico. Aunque al principio, el retorno también era hacia Cádiz, al año siguiente se eligió ya el puerto de Vigo, aunque la Tacita de Plata seguiría siendo el punto final de la travesía. En esta escala influyó el hecho de que la ría viguesa contaba con el único lazareto español en el Atlántico.

En un principio, estos barcos solo llevaban el correo, pero poco tiempo después también admitieron el tráfico de personas. El billete La Habana-Vigo costaba en 1851 2.500 reales de vellón en camarote, mientras que en litera se fijaba en 2.000 reales. Y tuvo mucho éxito porque en uno de los viajes se recogía en La Gaceta de Madrid el «número excesivo de pasajeros (169) no ha permitido disfrutar todas las comodidades que el buque puede proporcionar».

Comunicados oficiales

El propio Gobierno español se enteraba de las novedades americanas a través de estos barcos. «Ayer llegó el vapor-correo de la isla de Cuba al puerto de Vigo. El Gobernador Capitán General de la mencionada isla, con fecha 15 del pasado mes de julio, participa a este ministerio que ninguna novedad ocurría en el territorio a su mando, y que el estado de la salud pública era el ordinario en la presente estación», se decía en La Gaceta de Madrid, en el apartado del Ministerio de Ultramar.

eran otros tiempos 1851