La última visita a Rafael Alberti en el 96

carolina sertal VIGO / LA VOZ

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El poeta vigués enlaza versos y viajes en casa de los amigos para desconectar del estrés

21 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

«O verán do 96 foi máxico». Tumbado en una hamaca en los jardines de una vivienda de Porto de Santa María, en Cádiz, el poeta vigués y profesor Antonio García Teijeiro terminaba su obra Na fogueira dos versos. Pero aquella casa, fuente de inspiración para los últimos versos, no era una casa cualquiera sino el hogar de su íntimo amigo Rafael Alberti. «Aquela experiencia foi marabillosa porque convivimos con el e compartíu con nós anécdotas da súa xeración, a do 27. Pero por outra parte, tamén foi triste, foi a última vez que o vin», explica el poeta.

Ese mismo verano, el poeta y su mujer viajaban con sus hijos Antón y Noa. El destino esta vez era Palma de Mallorca, y con la compañía de un buen amigo, el escritor Gabriel Janer Manila, recorrieron la isla de cabo a cabo. De estas vacaciones, sus papilas gustativas todavía recuerdan la ensaimada que probaron: «É que estaba riquísima con aquel xeado de améndoas, riquísima, deliciosa».

«Aquel verano disfruteino moitísimo, sen dúbida o mellor de tantos. Viaxei coa familia ao completo e rematei Na fogueira dos versos na casa de Rafael, obra que Gabriel defendeu a nivel europeo optando a candidata polo premio Pier Paolo Vergerio», explica Antonio. Meses más tarde ganaba el Merlín de poesía con ella y en 1998 conseguía el Paolo Vergerio, otorgado por un jurado internacional en la Universidade de Padua.

Las vacaciones del escritor están marcadas por visitas a «xente que me apetece escoitar e que pague a pena, que de trivialidades xa estamos fartos», asegura. Todos los años aprovecha el período estival para visitar a sus amigos literatos y Vallirana, en Barcelona, es el destino habitual para estar con el escritor Jordi Sierra i Fabra. «Encántame ir de vacacións á súa casa porque para min é un remanso de paz. Sempre facemos a noite galega, Susi, a miña muller, fai empanada e prepara vieiras e os nosos amigos disfrutan coas nosas tradicións, chupan os dedos coas delicias da nosa gastronomía», cuenta.

En la semana que pasan en Vallirana, una parada obligada es Barcelona para ir a casa de otro buen amigo, el cantante Paco Ibáñez. No es de extrañar que sus cenas terminen siendo recitales de poesía, él a la guitarra y Antonio García con los versos.

Ha estado en la India, Padua o Cuba, pero «aínda que é moi bonito iso de coñecer outras culturas, pobos e vilas, para min sinxelamente foron viaxes, non vacacións, porque sempre eran para recoller algún premio ou cuestións de traballo». Sus vacaciones perfectas y de las que mejores recuerdos tiene son aquellas en las que «podo disfrutar coa compañía dos amigos do meu mundo e sobre todo aquelas nas que haxa sol e auga». Aunque por mucho que se refugie en casa de sus amigos para desconectar del curso escolar y de las numerosos compromisos literarios a los que acude durante el año, los l ibros siempre han sido compañeros de viaje indispensables.

«Lembro con especial agarimo a casa de Jordi porque sempre tirabamos os colchóns no seu xardín e alí inventabamos as nosas obras; eu poemas, el contos», recuerda Antonio. Fruto de esas tardes de piscina y césped, nacía Paseniño a paseniño, versos que Paco Ibañéz recreó en tres de sus canciones. Y aquella casa en el campo, también fue el origen de una publicación compartida con Jordi Sierra i Fabra, Cuentos y poemas para un mes cualquiera, libro que para Antonio tiene un gran valor sentimental.

«De todas as miñas viaxes sempre saco algo, apunto sensacións, referencias, todas foron fonte de inspiración. Este ano escribín varios poemas no avión, para min é imposible desconectar da poesía», comenta Antonio.

Una lámina dibujada por Rafael Alberti, algún que otro libro musical «roubado» de la biblioteca particular de Sierra i Fabra y una pequeña torre Eiffel de cerámica, obsequio de Paco Ibáñez. Recuerdos y presentes que el poeta vigués Antonio García Teijeiro guarda con cariño de sus mejores vacaciones.

Porto de Santa María , en julio del 96; Palma de Mallorca, en agosto de ese mismo año. A Vallirana todos los veranos, a casa del escritor Jordi Sierra i Fabra.

En el primer caso, visita con su mujer a su íntimo amigo Alberti. En el segundo con su familia completa a visitar a Gabriel Janer Manila.