El Concello retira el bus del Casco Vello

MEIRA PAZ VIGO / LA VOZ

VIGO

El vehículo eléctrico tenía 25 pasajeros al día y el PP denuncia un «despilfarro» de 500.000 euros

04 ago 2011 . Actualizado a las 11:30 h.

El gobierno local ha decidido cargarse otro servicio para el Casco Vello que puso en marcha el BNG. Primero fueron las bicicletas, luego los cuidadores de barrio y ahora el bus eléctrico. Este no ha durado ni tres meses, ya que se puso en marcha el 6 de mayo. El portavoz socialista, Carlos Font, aseguró ayer que una media de 25 pasajeros al día no justifica su mantenimiento.

La cuestión es que deja de recorrer las calles del casco histórico sin que se sepa cuál será su destino. En teoría, el Concello estudiará ahora posibles utilidades. El edil apuntó algunas ideas, como que preste algún tipo de servicio a las asociaciones benéficas o que pase a depender de algún departamento municipal. Mientras tanto, dormirá el sueño de los justos en un garaje de Vitrasa.

La oposición aprovechó para tirar con bala. «Esto supone un despilfarro de 500.000 euros del que es responsable el alcalde», apuntó el concejal del PP Antonio Bernárdez. ¿De dónde salen las cuentas? Unos 300.000 euros costó el autobús y el resto correspondería al estudio para ponerlo en marcha, la asistencia, los chóferes y otros conceptos. «Y todo esto para que ahora no se sepa qué hacer con él», concluye el edil.

Puede que cualquier nuevo cometido no sea el adecuado. El bus consta de 22 plazas. Doce de ellas son de pie, nueve con asientos y una para personas discapacitadas. Estaba pensado para dar servicio interno a los residentes del Casco Vello y, a mayores, como atractivo turístico. Lo curioso es que se retire a los dos meses y pico y en pleno arranque de agosto. Aunque su afluencia no era excesiva, tampoco ha gozado de demasiado tiempo para consolidarse.

Apuesta

En su momento, los nacionalistas lo promocionaron como una de las grandes apuestas para dinamizar la zona histórica. De este modo no solo se ponía en marcha un nuevo servicios sino que también se apostaba por un medio de transporte ecológico y del que Vigo (y el propio alcalde con sus promesas) aspiraba a convertirse en un referente. Ahora habrá que ver dónde acaba y qué rentabilidad (económica y social) se le acaba sacando en su nuevo destino.