Drake quema 200 casas en Vigo

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO

Un informe de la Inquisición permite conocer los nombres de los vecinos

29 jun 2011 . Actualizado a las 11:38 h.

El espectáculo era terrorífico. Cerca de doscientas embarcaciones, fondeadas en hilera, cubrían la distancia entre Bouzas y Teis aquella noche del 29 de junio de 1589. Dentro de las naves, siete mil hombres se disponían a desembarcar para arrasar la localidad menos protegida de la costa gallega. Desde su casa, en la calle que unía el Berbés con la Falperra do Piñeiro, el pescador Fernando Alonso se debatía entre acompañar a la tropa que estaba reclutando el regidor Fernán Pereyra de Mosquera, o seguir a la mayoría de los dos mil habitantes de la villa de Vigo en su huida hacia el interior.

La amenaza tenía un nombre: Francis Drake. El corsario inglés ya había intentado atacar la villa cuatro años antes, pero entonces la presencia de tropas en la zona desbarató los planes del segundo circunvalador del mundo.

A muchos kilómetros al sur, Gregorio Bieytez, Maçias Fernández y Bartolomé Lorenço formaban parte de la expedición de pescadores del Berbés que acudían todos los años por esa época a la pesca del congrio, en la costa portuguesa. Poco podían imaginar que sus casas estarían entre las más de 300 que quemaron los corsarios ingleses.

A primeras horas de la mañana del 30 de junio, los ingleses comienzan a desembarca en el arenal de Coia y en la parroquia de Teis, con el objetivo de avanzar en tenaza hacia un Vigo carente aún de murallas y fortificaciones.

Resistencia inicial

En la punta de A Laxe, Álvaro Pérez Méndez les espera junto a 22 valientes. En el otro extremo, en los alrededores del convento de San Francisco, el capitán Gregorio de Paços Fygueroa, cuenta con otros 90 arcabuceros y ballesteros. Poca cosa para los siete mil infantes que avanzan hacia ellos.

La villa ha quedado prácticamente vacía. Incluso los arrabales de Guixar, Canadelo y Santiago de Vigo han quedado despoblados. Los escasos resistentes se baten en retirada hacia Beade, aunque van dejando cadáveres ingleses por el camino.

Los hombres de Drake ya han incendiado el convento de las monjas de los Remedios en el Areal. Suben por la Camboa y se ceban con la iglesia románica de Santa María, que es colegiata desde 1497. «Los luteranos», como les llamarán los vigueses en sus informes posteriores, se ensañaron especialmente con los edificios religiosos. A los mencionados hay que sumar el monasterio de San Francisco y Santa Marta. El estado del edificio quedó en tal ruina que los frailes, tras la marcha del inglés, se vieron obligados a alquilar un casa a la viuda Aldonza Milleyra. La misma suerte corrió el hospital de peregrinos de la Magdalena, y las puertas y retablo de la iglesia de la Misericordia.

La villa arde, desde los edificios principales de Juan de Arines Troncoso, Paços Fygueroa, Vasco Fernández D?Oya o Gutierre Falcón, hasta las del pobre marinero Andrés Gonçalez o el pobre Pascoal Falcón, que vivía alquilado en la calle de A Lama.

eran otros tiempos junio 1589