Las prostitutas nigerianas de Vigo contraen deudas de 20.000 euros con las mafias

E.V.PITa VIGO / LA VOZ

VIGO

La Policía Nacional sigue la pista a las redes que trafican con mujeres y que las rotan por varios países europeos

08 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La Brigada de Extranjería de la Comisaría de la Policía Nacional en Vigo sigue la pista a varias mafias de trata de blancas en los 20 o 25 clubes de alterne que están abiertos en el sur de la provincia y en los que trabajan unas 150 mujeres. El último golpe policial ocurrió en un club de O Porriño con un grupo de nigerianas que eran controladas por una red con su base de operaciones en Valencia. Las reunían allí y repartían a las mujeres por los clubes de España.

Las mafias no están localizadas en ningún país concreto, pero requieren una compleja infraestructura logística. Hay que reclutar y trasladar a las extranjeras a Europa, distribuirlas por los clubes para que paguen las deudas del viaje y rotarlas por varios países. La policía de Vigo sabe que un grupo holandés llegó a introducir a 500 inmigrantes ilegales en la UE para surtir a las barras americanas de España, Francia, Italia y Portugal. Las movían de un país a otro clandestinamente para evitar su deportación. «Queman una ruta y abren otra, y nosotros andamos detrás», afirman fuentes de la Brigada de Extranjería.

Los investigadores calculan que las inmigrantes ilegales africanas acumulan una deuda de 15.000 a 20.000 euros con estas redes, a las que deben abonar el coste del viaje desde la zona subsahariana. Diez veces más de lo que las mafias reclaman a las rumanas, unos 3.000 euros.

El alto precio que abonan las nigerianas y ghanesas se debe al coste de atravesar miles de kilómetros, lo que incluye rutas por el desierto de pie en una camioneta, los sobornos para pasar las fronteras de varios países y el pago a los traficantes que cubren la travesía en patera hasta las costas de Europa. Al llegar a tierra, la deuda se ha disparado.

Controles

Unidades como la Uprif se dedican a luchar contra las redes de inmigración y la falsificación de documentos. Buscan casos de tráfico de seres humanos para pasar las fronteras o de trata de blancas, que incluye el paso y la explotación sexual de extranjeras. Saben que la mayor explotación se produce dentro de estas redes.

Los policías de Extranjería hicieron 33 controles a establecimientos en el 2010 en busca de posibles casos de delitos contra los derechos de los trabajadores y vigilar el tráfico ilegal de empleados extranjeros. De estos, diez fueron controles a clubes de alterne y otros tres en el área portuaria de O Berbés, donde trabajan sobre todo prostitutas rumanas, aunque estas son tratadas como ciudadanas españolas en virtud del tratado de Schengen de la UE. La policía solo actúa con ciudadanas del Este si denuncian ser objeto de prostitución coactiva. «La prostitución no es ningún delito pero sí la explotación sexual o laboral», aclaran fuentes autorizadas de Extranjería. En las 33 inspecciones, que incluyen 20 obras y negocios con empleados extranjeros, fueron identificadas 268 personas y detenidas 63. «La solución policial es difícil, la gente tiene que comer todos los días. Una solución política evitaría que saliesen de su país», indican fuentes policiales.

Realismo

Los agentes consultados creen que el 90% de las mujeres que ejercen el oficio más antiguo del mundo en clubes de alterne de Vigo lo hacen voluntariamente. «Hay que ser realistas, la mayoría viene por propia iniciativa porque ganan más dinero que de limpiadoras, pero si detectamos a una víctima intervenimos. Cuando entramos en los clubes no vemos a nadie atado a la pata de la mesa. Hay gente que desea venir de sus países, que ya ejercían este oficio allí y que quiere sacar un dinero. No es una actividad prohibida salvo que haya coacciones», explica un especialista.

En los clubes pequeños de Vigo y comarca trabajan cuatro o cinco mujeres, pero en los más grandes han identificado a 50 o 60, como en la T-4, en referencia a un local de Peinador. El negocio de los clubes de alterne es cíclico, algunos se ponen de moda y funciona el boca a boca. «La mayoría vienen voluntariamente. La T-4 tiene lista de espera y ellas llaman pidiendo plaza. Ningún club las trae, ellas rotan y las más afortunadas entran en las mejores plazas. Es la ley de la oferta y la demanda», explica un experto.

Los agentes también han seguido de cerca otro fenómeno que se da con las brasileñas: vienen con visado de turista, trabajan 3 meses en pisos en España y regresan con 22.000 euros a su tierra, donde viven mejor.