«De momento tenemos que seguir aquí hasta que encontremos un lugar donde ir, pero no abandonaremos a los animales en la Protectora porque sabemos el final que les espera, allí practican eutanasia y va a seguir igual», comenta María Jesús Abadín, una de las cuidadoras.
La voluntaria asegura que no paran de esterilizar animales gracias a la colaboración de algunas clínicas y que aquellos que proceden de colonias son devueltos a ellas una vez curados o esterilizados. Recientemente las responsables de Proyecto Gato se vieron obligadas a amputar las orejas a un felino, Iris, que ahora ha sido dado en adopción. Otro gato perteneciente a la colonia de la Praza do Rei y de nombre Martito llegó con una fractura de cráneo y en la actualidad ya se encuentra en perfecto estado.
La asociación espera que no se atrevan a desalojarlos del espacio que ocupan en la actualidad en A Madroa, ni a cambiarles la llave para impedir su acceso, máxime en vísperas de las elecciones municipales, que es cuando más se trata de evitar los conflictos.
Proyecto Gato ha llegado a tener hasta medio millar de animales desde que hace tres años suscribió el convenio con la Protectora. La falta de espacio en el refugio de A Madroa obligó en algunas ocasiones a distribuirlos entre los domicilios y fincas particulares.