«Todos los servicios secretos sabían que Hitler había huido»

Jorge Lamas Dono
Jorge Lamas VIGO/LA VOZ.

VIGO

El periodista argentino acaba de publicar un libro en el que asegura que el dictador huyó a su país a través de Vigo

25 may 2010 . Actualizado a las 12:00 h.

El periodista argentino Abel Basti acaba de publicar en su país el libro El exilio de Hitler, como continuación de otras dos publicaciones en las que abordaba la presencia de jerarcas nazis en su país tras la Segunda Guerra Mundial. En esta tercera entrega, el director del diario Periódico del Sur, va mucho más allá y mantiene la teoría de que Hitler no murió en las ruinas de Berlín, en abril de 1945. Basti sostiene que el dictador alemán huyó con el consentimiento de «sectores de poder anglo-americanos». Añade que su fuga se produjo a través de España, concretamente a través del puerto de Vigo.

-¿Qué sectores anglo-americanos permitieron la huida?

-Se trató de un pacto estrictamente militar entre la jerarquía nazi y la norteamericana, con el visto bueno de los británicos, que dio inmunidad a los nazis con Hitler a la cabeza. A cambio se transfirieron científicos, técnicos, militares, y desarrollos industriales, tecnológicos, bélicos, oro y divisas. Unos 300.000 nazis «útiles» llegaron a Estados Unidos. El programa de huida fue preparado por los nazis y los norteamericanos dejaron que escaparan. Hubo sucesos interesantes, como el del submarino U-234 que, en mayo de 1945, se «rindió» frente a costas norteamericanas. Estaba cargado con 560 kilos de uranio enriquecido y desarrollos tecnológicos de última generación, como los fusibles infrarrojos que fueron utilizados en la bomba de plutonio, que se tiró contra Japón. El uranio se llevó a la planta de Los Álamos, donde los norteamericanos trabajaban en su propio proyecto nuclear. No solo era la huida de los nazis, sino aprovecharlos para el período posterior, conocido como Guerra Fría.

-¿España facilitó el tránsito de Hitler?

-En mi libro detallo varios vuelos de nazis que llegaron a España cuando terminaba la guerra. Un documento de inteligencia norteamericano indica que existía un «puente aéreo» de aviones nazis que llegaban a España. También se indica que en marzo de 1945 se detectaron dos vuelos directos que fueron de Madrid a Buenos Aires, de aviones alemanes, llevando a nazis.

-¿En qué basa su afirmación de que Vigo fue la puerta de salida del dictador alemán hacia Argentina?

-En documentos del servicio secreto británico (MI6). Hubo varios submarinos nazis saliendo de distintos puertos españoles, incluyendo Vigo.

-¿Desde Vigo partieron más jerarcas nazis?

-Sabemos que salieron submarinos, no tenemos la lista de sus pasajeros, posiblemente partieron más jerarcas desde España.

-¿Qué ocurrió en Argentina?

-Hitler llegó en el invierno del 45, a una playa de la Patagonia. Y fue alojado en una gran estancia alemana, San Ramón, ubicada a 15 kilómetros de San Carlos de Bariloche, donde yo resido. Se había cortado el bigotito y el pelo, había poca población en la Patagonia, y la guerra para los patagónicos había ocurrido muy lejos, poco se sabía de todo eso.

-Según usted, ¿a qué edad murió Hitler?

-Hitler vivió con Eva Braun, ambos con nombres falsos, alejado de la política de primer nivel. Tuvo reuniones, pero eran reencuentros de viejos camaradas. Murió en los años 60 en Argentina.

-¿Por qué los servicios secretos israelíes nunca lo encontraron?

-Todos los servicios secretos del mundo sabían que Hitler habían escapado y que estaba en Argentina. Esto habría que preguntárselo a las autoridades del Mossad.

-¿Por qué cree que nunca se consideró la posibilidad que usted defiende en su libro?

-Estoy mostrando las mismas pruebas que en su momento tenían los soviéticos y los norteamericanos. Stalin siempre dijo que Hitler había escapado. Y Eisenhower, en 1952 opinó que Hitler podía estar vivo. El estado alemán no declaró muerto a Hitler en 1945. Lo hizo recién en 1956, en presunción de fallecimiento. Legalmente, para Alemania, Hitler estaba vivo entre 1945 y 1956. Vivo, sin proceso en su contra, sin condena, sin una orden de captura. Quien lea mi libro se sorprenderá por la cantidad de pruebas, documentos y testigos, presentadas en ese sentido.