El Porriño se despertó de su sueño y regresó a la realidad. Continuará una temporada más en Primera Nacional, pero volverá a intentar el ascenso a División de Honor la próxima temporada. El equipo de Abel Estévez se ha quedado a las puertas de la élite después de una excelente temporada a la que solo le faltó algo de suerte para poder lograr el premio.
La lesión de la internacional júnior Estela Doiro a los doce minutos del encuentro de ayer frente al Roquetas de Mar, cuando el resultado era de empate a 4 goles, pudo ser determinante. Y ya no solo por la aportación de la jugadora de O Rosal, que siempre es clave, sino por lo que afectó a sus compañeras, que se vinieron abajo en ese momento, en el que las almerienses hicieron un parcial de 0-4 (4-8) que sirvió para romper la enorme igualdad que se vivía hasta ese momento en la pista.
Las gallegas ya no fueron capaces de volver a meterse en el encuentro, en parte porque los colegiados permitieron el juego duro de las rivales con total impunidad.
Todas esas circunstancias fueron haciendo mella en las porriñesas que en la segunda parte se vinieron abajo. Llegaron a fallar hasta cinco penaltis.
El entrenador, Abel Estévez, resaltó que «el objetivo estaba cumplido. Teníamos un gran ilusión de ascender, pero no hay nada que reprochar».
Examen en Povisa
Ahora la atención se centrará en la lesión de Estela Doiro, que iba a ser examinada en el sanatorio de Povisa para determinar si además de la rotura de radio tiene también el cúbito roto, lo que la obligaría a pasar por el quirófano. Es seguro ya que será baja en el Europeo júnior, y podría recuperarse para el Mundial, en julio. Estela quería seguir jugando tras lesionarse, lo que indica sus ganas.