Médicos que recomiendan mojarse

VIGO

La manifestación que culminó la huelga reunió a 4.500 personas a pesar de la lluvia torrencial de toda la tarde y de que estaba convocada solo para trabajadores sanitarios

25 feb 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

La lluvia y un fuerte vendaval habían estado amenazando toda la tarde y los sindicatos estuvieron debatiendo hasta última hora si saldrían a la calle a gritar o se quedarían cobijados en el hospital Xeral. Finalmente, lo hicieron, y arrastraron consigo a 4.500 personas, según la Policía Local (5.000 para la Nacional). A la manifestación de ayer a las ocho, que coronaba la huelga de toda la jornada, solo estaban convocados los trabajadores de los hospitales públicos, que son 5.200 y aun así fue masiva.

De ahí que los convocantes la consideraran un éxito. Con todo, la organización se negó a dar una cifra de manifestantes, al sugerir que los medios de comunicación no la tendrían en cuenta. La movilización contó con el respaldo de personal que no trabaja en el Chuvi, incluso de empleados del hospital de la Cruz Roja, con un importante conflicto laboral. Pero los sindicatos se centraron en buscar apoyos entre los trabajadores del Sergas, para calentar motores para la que se espera como gran movilización ciudadana por la sanidad pública, que se celebrará el 25 de marzo.

La marea sanitaria discurrió del Xeral a la plaza de A Estrela. Cifras aparte, lo cierto es que cuando la cabecera llegaba a El Corte Inglés, Gran Vía abajo, la procesión aún coleaba en la plaza de España. Más abajo, acabaría ocupando todo el tramo que discurre entre el cruce de Urzaiz con Colón y el de Urzaiz con Gran Vía.

Y todo ello, con pitidos, pancartas, un coche con altavoces y gritos -alaridos, a veces- contra la privatización de la sanidad. Una banda sonora que gritó fuerte contra el presidente de la Xunta -«Feijoo, bandido, non veñas máis a Vigo»- y contra la conselleira de Sanidade -«Farjas, dimisión»- y contra el PP, el partido que gobierna en la Xunta y que impulsa un modelo según el cual una sola empresa se quedará con la explotación de todos los servicios no sanitarios de los hospitales de la ciudad cuando el nuevo centro esté construido, en el año 2013. Y ese momento, el año 2013, es el que las esquelas que portaron ayer algunos manifestantes escogen para fechar la muerte de la sanidad pública de Vigo.

«La gente va a lo de las cajas, pero esto sí que es importante, es la salud», se quejaba, Gran Vía abajo, un trabajador a un compañero. Casi al mismo tiempo, el altavoz del coche clamaba: «¡Pobo de Vigo, únete!». La fuerza de ese grito se medirá el 25 de marzo. Y no lo tendrá fácil, ya que mucha de la gente que se cruzó la manifestación ayer por la tarde no tenía ni idea del porqué de la misma. Ahora los sindicatos tendrán que convencer a la ciudadanía.