Un insólito vertido en el Miño llena de miles de piezas plásticas las peneiras de los pescadores
VIGO
La temporada de angula en el Miño llega a su recta final con sorpresa por partida doble: un insólito vertido y una remontada de las capturas. La menos agradable, obviamente es la de la aparición de piezas de plástico que los anguleros están recogiendo con sus telas. Nadie recuerda nada así ni se explica cómo han podido ir a parar al cauce del río, según el presidente de la asociación de pescadores. De hecho, Samuel Martínez adelantó que hoy mismo llevarán varias muestras a la Comandancia Naval del Miño y al responsable del Aquamuseum de Cerveira para intentar saber las razones del vertido.
Ni jóvenes ni veteranos salen de su asombro. A finales de la semana pasada eran contadas pero, desde el fin de semana «se cogen por miles» entre Goián y A Pasaxe, la principal zona en la que se concentran estos días los anguleros. Al principio y, al tratarse de un hallazgo tan insólito, «llegamos a pensar que pudiera tratarse de algún tipo de pasta pero luego vimos que son unas piezas de plástico, como de un centímetro, blancas y cilíndricas con cuatro agujeros».
Ayer nadie se aventuraba a decir qué pueden ser realmente estas extrañas piezas pero ninguno era capaz tampoco de librarse de ellas. «No sabemos si fue un vertido accidental o si las han echado pero se cogen más de una docena por peneirada, incluso vienen angulas dentro», resalta Samuel Martínez.
La buena noticia tiene también a la angula como protagonista ya que tras años en caída libre, hay resultados esperanzadores.
Pese a que el exceso de causal frustró la luna de enero, los pescadores apuran entre hoy y mañana, «la mejor temporada del lustro». El presidente de la asociación de pescadores confirmaba ayer a pie de río «cierto repunte». «En la madrugada del lunes cogimos 25 kilos entre mi hijo y yo», afirmó. Aunque la temporada no acaba hasta el 22, los pescadores ya no saldrán a partir de mañana «porque el agua del mar ya va a entrar con fuerza y no compensa salir». La mayoría de la última angula de la campaña se quedará en la zona y se paga a entre 350 y 400 euros. «Somos los primeros y más interesados en proteger el Miño, siempre hemos estado dispuestos a ceder pero hay que consensuar las decisiones» señaló, dos días después de una histórica manifestación y a espera de que por fin su voz se reconozca también en la Comisión Internacional de Límites. Portugal ya ha anunciado su intención de hablarlo.