El Deep Purple Ian Paice se sintió en Vigo como en casa

Soledad Antón soledad.anton@lavoz.es

VIGO

02 feb 2010 . Actualizado a las 14:54 h.

Parece que Ian Paice no se esperaba semejante recibimiento. Ni en lo personal, ni en lo profesional, así es que no es de extrañar que el que fuera batería fundador de Deep Purple haya prometido volver a Vigo a la primera oportunidad que se le presente. Y si acaso tardara mucho en presentarse, ya se buscará una disculpa para venir.

Para empezar, en la sala Alma no cabía un alfiler. Dos horas de concierto que a los fans les supieron a poco. Una gran pancarta presidía el escenario y mientras Ian y los italianos Hush actuaban, varias pantallas diseminadas por el local hacían un recorrido por los 40 años de Deep Purple.

Para seguir, la hospitalidad de Carlos Fernández, presidente del club de fans vicedecano de Europa que, en compañía de Susi, Jordi, Noli y Leo, fue a esperarle al aeropuerto cargado de regalos. De como Carlos, uno de los conseguidores junto a Roberto Domínguez del desembarco del batería en la ciudad, vive su pasión deeppurplera dice mucho el hecho de que haya habilitado una habitación de su propia casa como sede oficial del club que, por supuesto, también visitó Ian.

Allí le esperaba una sorpresa: tal vez el mejor museo sobre Deep Purple del mundo, en el que, entre otras joyas, se guarda como oro en paño la pintura que hizo Ramón Trigo sobre el original en vinilo de Made in Japan, el disco más famoso de la banda británica.

Antes de enfrentarse al esfuerzo físico que suponen dos horas dándole a las baquetas, repuso fuerzas en Bouzas, en el Habemus para más señas. Dicen los que compartieron mesa y mantel con el músico que la cocina viguesa no es ajena a ese deseo de volver que verbalizó. Pues le esperamos.

Esta empeñado Francisco Domínguez, el nuevo director de la entidad, en dar a conocer el importante patrimonio cultural que alberga el edificio de la plaza de la Princesa. Sabe bien que para querer algo primero hay que conocerlo, así es que se ha puesto manos a la obra desde la base, esto es, cursando invitaciones a los colegios.

Fruto de esa invitación es el recorrido que hizo la pasada semana un grupo de alumnos del colegio Alba. Dicho recorrido empezó en A roseira dos recordos, la exposición que sobre Ramón Cabanillas han organizado al unísono la editorial Galaxia y la propia Fundación. Siguió por la reproducción del gabinete de Ramón Piñeiro, la biblioteca y, finalmente, el legado de Francisco Fernández del Riego. El hombre que hasta hace apenas un mes llevó las riendas de la Fundación, de la que sólo su precaria salud logró apartarlo, no solo ha cedido su extenso fondo bibliográfico y documental, sino también su colección de arte.

Ni que decir tiene que basta un recorrido reposado por dicho legado para conocer la historia del galleguismo contada por sus protagonistas principales a través de cientos de documentos escritos tanto a este como al otro lado del Atlántico.

El que fuera presentador de Identity, aquel concurso televisivo cuyo reto consistía en acertar la profesión de una docena de personas, se ha puesto en manos de los profesionales mondarizanos antes de enfrentarse a su nuevo trabajo, Los protegidos, una serie de Antena 3 en la que da vida al padre de un niño especial. Antonio se sometió a un tratamiento antiestrés, que combinó con sesiones nocturnas en el palacio del agua.

Son muchos los rostros (y cuerpos) del mundo del espectáculo que se dejan mimar en Mondariz. Algunos, como Antonio Garrido o Juan Valderrama, que también estuvo recientemente en el balneario, solo optan por el relax. Otros demandan el pack completo, incluido el plan de adelgazamiento. Fue el caso de Alex de la Iglesia. El presidente de la Academia de Cine, tras apostar el pasado verano por dicho plan ha terminado por conseguir un tipo de pasarela.