Catorce días pedaleando para imaginar Santiago

VIGO

Un documental recoge la historia de un sordociego vigués que peregrinó en bicicleta desde Roncesvalles

11 ene 2010 . Actualizado a las 12:59 h.

«Soy Gerardo, un chico famoso que sale por la tele». Así se presenta el vigués Gerardo Fernández en el documental que le ha convertido en un icono de las cientos de personas sordociegas de España. El pasado verano recorrió los 800 kilómetros que separan Roncesvalles y Santiago de Compostela en bicicleta y le acompañó un equipo de la productora Beloke, que hoy estrena el resultado de cuatro meses de rodaje, el documental «El Camino de los Sentidos».

En realidad, su proeza fue solo una excusa para hablar de la vida de este joven, que cuando aún podía ver algo se aficionó al ciclismo. Junto a su inseparable amigo Javier Pitillas estuvieron año y medio entrenándose para poder cumplir el sueño de Gerardo: hacer el Camino de Santiago. Para ello necesitaban una bicicleta especial, un híbrido entre un tándem y un triciclo, que solo se fabrica en Holanda y que cuesta más de 4.000 euros.

Junto a Gerardo y Javier también viajaba Alfonso, otro chico sordo que iba detrás en otra bicicleta. El resto del equipo viajaba en la furgoneta de grabación y en varios vehículos de apoyo. «Nuestra intención era no interferir en ningún momento en la experiencia de Gerardo y grabamos todo en directo», apunta Víctor Bello, director del documental. «Fue una experiencia irrepetible porque teníamos que estar al 100% desde que a las seis de la mañana se levantaban hasta que se acostaban a la una para no perdernos ninguna toma». En total, juntaron 28 horas de grabación a las que sumaron otras treinta que reflejan la vida diaria de Gerardo y entrevista con sus familiares y miembros de las asociaciones con las que trabaja.

Tras el trabajo de edición, un mano a mano entre Victor y Rubén Losada, el documental ya pasó hace unas semanas su primer examen. Se lo mostraron a un grupo de personas sordas y algunos al final algunos incluso golpearon las butacas para mostrar su emoción. «Tengo nervios y me preocupa que le va a parecer a esta gente, porque se han creado muchas expectativas entre asociaciones de sordos de toda España», reconoce Víctor. En los últimos días ha recibido un sinfín de felicitaciones y él casi siempre contesta lo mismo. «Con esta pieza lo que queremos es reivindicar más apoyo a la gente con cualquier tipo de discapacidad y más implicación para que se aprenda el lenguaje de signos».