La escritora y filóloga viguesa hace acopio de datos y sensaciones en un inventario de filias en el que archiva sus cafeterías, islas necrópolis favoritas de todo el mundo
30 nov 2009 . Actualizado a las 12:39 h.Aunque Marga do Val y Marga Romero son la misma persona, el primero de los apellidos (rescatado del de su abuela materna para que no se pierda), le sirve a la escritora, poeta y crítica viguesa para diferenciar su labor de creación literaria de su formación como filóloga y su trabajo como profesora de Lengua e Literatura Galega en centros de enseñanza secundaria. Sin embargo, en este momento, la autora de la novela O prognóstico da lúa , el poemario Entre dunas , la biografía de La Bella Otero, Carolina Otero , y de su adaptación teatral, disfruta de un año de excedencia laboral que le permite disfrutar con tranquilidad de las cosas de la vida que más le gustan. Aunque no son su objetivo de este lapso anual, las islas, los cafés y los cementerios están al principio de la lista de sus filias.
Marga es una coleccionista atípica, porque no recopila objetos, sino que guarda mentalmente las sensaciones que le producen los lugares que visita, y también las almacena anotando impresiones y detalles en los cuadernos que siempre tiene a mano. «É unha colección non posesiva», apunta. La escritora hace un esfuerzo por evocar cuándo empezó su «acopio» de cafeterías y sitúa el inicio hace 25 años, cuando descubrió en Coímbra un local que formaba parte de la iglesia de Santa Cruz. Su afición le lleva a hacer afirmaciones como que «collería un avión soamente para tomar un café no Hotel Inglaterra da Habana».
París, Zúrich, Vigo
Las necrópolis también forman parte de sus apegos «porque os hai preciosos e ademáis din moito de cada lugar. Sempre que viaxo máis dun día a un sitio, visito o seu cemiterio», explica, y recuerda que «a afición tremenda por velos todos debeu empezar no ano 87, cando fun a París por primeira vez. Los de la capital gala los conoce todos: Montmartre, Montparnasse, Pere Lachaise... También menciona el de Zurich, donde están enterrados Canetti y Joyce, y se rinde ante la belleza de los camposantos alemanes, «que son todos coma xardíns». Sobre el de Vigo, donde nació (aunque su familia es de Mosende), opina que es de una belleza impresionante: «Xa para empezar está a tumba de Concepción Arenal e logo está a parte do cemiterio civil, onde está a sepultura de Ricardo Mella e ademais hai moitísimas tumbas alemanas. O de A Coruña e o de Ourense tamén están entre os meus favoritos», afirma. Do Val podría escribir un tratado sobre el tema. A lo largo de sus visitas ha recopilado anécdotas, historias y curiosidades típicas de la cultura mortuoria de diferentes países, y de hecho, tiene en mente escribir un libro-guía de cementerios del mundo. «Sempre quixen facer un libro de cemiterios porque a verdade é que teño recollidas tumbas raras en moitos sitios, con fotos, pero ningún editor se anima, non sei por que».
Las constantes alusiones a Alemania no son casuales. La autora se marchó a la Universidad de Tréveris en 1995 como lectora y profesora de lengua y cultura gallega, y desde entonces, aunque dejó aquel trabajo hace casi una década, su vinculación con el país teutón es cada día más fuerte. Tanto, que afirma que se siente más a gusto allí que aquí. «Entre outras cosas, porque o tempo réndeme máis», y argumenta que en España perdemos demasiado tiempo pendientes del ritual de la comida. Además, reconoce que es difícil encontrar algo destrozado, «non como aquí», y si lo está, le afecta menos.
Inventario «ad infititum»
Ahora, su casa de cuento de hadas en Ingelheim es su hogar intermitente. En Tui reside por razones profesionales y Vigo es el lugar de referencia al que siempre regresa. De Vigo es la primera isla de su lista de «dominios» rodeados de agua. Las Cíes son su referencia, pero su inventario consciente se inaugura con Malta en 1993, y continúa ad infinitum . Lo bueno que tiene las colecciones imaginarias es que no ocupan lugar. Como el saber.