La estética y la ética de las contrataciones municipales

VIGO

En los años 50 había una norma en el Concello que prohibía la contratación de familiares. Ahora se defiende como algo normal

18 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Ya es difícil remontarse al franquismo para encontrar un ejemplo que sirviese para demostrar algún viso de transparencia en la gestión pública. Pero, muy a mi pesar, alguno había, claro está que de aquella al final los dirigentes políticos hacían con las normas lo que querían y sin nadie que les pudiese sacar siquiera los colores.

A mediados de los años cincuenta el Ayuntamiento de Vigo, franquista como todos los demás del Estado, se dotó de una norma interna por la que sus concejales no podían contar con que se contratase o se hiciera funcionarios a ningún familiar hasta cuarto grado de consanguinidad. Ni hijos, ni primos, ni nietos podían así tirar de influencias paternas para ocupar un puesto en el Consistorio municipal. Quedaban en todo caso otras instituciones para enchufar, pero de entrada el Ayuntamiento quedaba blindado para los descendientes de los ediles.

Desaparecida dicha norma, ahora se quiere hacer ver como normal que cinco hijos de concejales y cargos públicos accedan a puestos de libre designación o a través de contratos de promoción del empleo, tal y como desveló La Voz esta semana. El caso es que legal, mientras alguien no diga lo contrario, es legal, y nadie hasta ahora ha apuntado en otra dirección por el momento. ¿Pero es ético y estético? ¿Es presentable socialmente que se tire de hijos, cuñados, hermanos... para ocupar puestos de libre designación? ¿Es recomendable a ojos de la ciudadanía que familiares de los políticos que dirigen una administración cuenten con hijos que se favorezcan de planes de empleo destinados a parados de larga duración y con escasas posibilidades de encontrar trabajo?

Nadie ha puesto en duda la valía personal y profesional de los contratados, pero como en el caso del presidente de la Diputación de Ourense, resulta difícil de explicar tanta concentración de descendientes de políticos preparados para ocupar plazas en la gestión pública. Es una práctica contra la que la izquierda había luchado toda la vida, contra el nepotismo y contra lo que pudiera parecerlo. Y de hecho el mismo viernes el líder del PSdeG, Manuel Pachi Vázquez, lo volvió a hacer en una comparecencia pública para aludir al caso de la Diputación de Ourense, allí donde Manuel Fraga dijo que los hijos de los cargos de su partido parecían más preparados que el resto.

Pero lo cierto es que, al margen del caso actual de las contrataciones familiares del grupo socialista, el Concello de Vigo siempre ha mostrado con claridad el reflejo de la influencia política de sus dirigentes en la genealogía laboral de su plantilla. Apellidos reconocibles por todos nutren la extensa nómina de la Casa, pero ante las críticas Abel Caballero ha respondido como algunos de sus predecesores y como también lo hacía Franco, aludiendo a la conjura exterior y a las fantasmagóricas campañas de los enemigos de la patria. ¡A estas alturas!