La Xunta no ha apostado por el concierto de U2 en Vigo para el Xacabeo, por lo que miles de gallegos irán en peregrinaje hacia el sur. A un año vista del concierto que la legendaria banda irlandesa ofrecerá en la ciudad lusa de Coimbra, la promotora despachó ayer en siete horas 42.000 de las 45.000 entradas. «Ya está todo vendido porque la semana pasada se compraron las de los clubes de fans», confirmaba a media tarde la promotora.
Cifra y velocidad refrendan los cálculos que esta semana hacía la Federación Provincial de Hosteleros de Pontevedra. Su presidente, José Magaz, manifestaba pocos días después de que la Xunta desistiera de la actuación preacordada en Vigo, invocando a la crisis, que «un evento de estas características es más efectivo que cualquier campaña publicitaria enfocada a atraer turistas». Los números le dan la razón, visto lo de Coimbra.
Lo atestiguaba ayer Ritmo & Blues, organizadora de la cita lusa de U2. «Sí, muchos gallegos han comprado entradas aunque aún no tenemos el porcentaje final». No es de extrañar porque de Vigo a Coimbra solo hay dos horas y media de distancia. La ciudad portuguesa tiene la mitad de población que la gallega, pero sí pueden permitirse a un U2 que se conjura además como un importante colchón de ingresos para la hostelería portuguesa.
Desde Ritmo & Blues no ocultaban ayer su gozo. Sabían que jugaban a caballo ganador y, a la vista de los resultados, ya piensan en hacer doblete. «Efectivamente vamos a intentar que sean dos los conciertos de U2 en Coimbra», manifestó Inés Frade, responsable del equipo de prensa, a pocas horas de que cerraran las tiendas que ya abrieron a primera hora de la mañana con colas que empezaron a formarse dos días antes. El escenario sería el mismo, Estadio Cidade de Coimbra, y la cita, tan solo 24 horas después. «Nunca en Portugal ha pasado algo así», señaló Frade recordando que. aunque la banda ya actuó en dos ocasiones anteriores en el país, fueron conciertos únicos.
De cumplirse los pronósticos Coimbra viviría su particular jubileo ese fin de semana, a golpe de 2 y 3 de octubre. Una situación extraordinaria y una segunda oportunidad para los que ayer no consiguieron hacerse con el «mágico billete», como ya se ha acuñado pese a haberse pegado el gran madrugón para hacerse con uno. «En cinco minutos ya no había», señalaba una joven en Matosinhos.