El equipo ilusionante

eduardorolland@hotmail.com

VIGO

27 sep 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El Celta de Mourinho no deja de ilusionar a su afición. Ayer, cosechó una trabajada derrota, que lo coloca en las catacumbas de la clasificación. Eusebio Sacristán, que tanto nos hizo disfrutar como jugador, amplía su legendaria marca de resultados, que en la actualidad se sitúa en dos partidos ganados de 21 dirigidos. No está mal.

Lo de ayer, por tanto, en Balaídos, fue más de lo mismo. La novedad de la jornada radicó en el horario: las cuatro de la tarde. Con semejante madrugón, la afición celtista respondió como sabe hacerlo: no yendo. Los pocos que, sin empezar la digestión, acudieron al campo, ya echaban de menos en el descanso una ración de bicarbonato.

En la plaza de España, debe de estar el Celtómetro echando humo. Y no porque suban los abonos, sino porque le hayan pegado fuego. Visto lo de ayer, la reforma de Balaídos va a terminar haciéndose por la vía rápida, contratando a los incendiarios de Jenaro para que vayan a fumar un pitillito.

La mermada afición terminó ayer silbando al presidente. No es para menos. Sus números solo pueden compararse con los de su entrenador. Tras coger al equipo en la UEFA y descenderlo a Segunda, su tercer proyecto va camino de ser aún peor que todas las aberraciones vistas hasta ahora.

Para quienes no estuvieron ayer en Balaídos, diré que hay un delantero llamado Arthuro al que le terminaron pitando hasta los Celtarras. Este flamante fichaje jugaba el pasado año en el Terek Grozni, el equipo más representativo de Chechenia. Tras lo de ayer, pueden devolverlo a la república separatista rusa con un lacito.

Tal como van las cosas, es urgente trasladar el Celtómetro . Con permiso de la experta Marian Mouriño, ya no es eficaz en el chalé del Castro. Hay que llevarlo a Siberia o al desierto de Arabia. Tal vez allí, un millonario ruso o un jeque árabe descubran que, en una esquina de Europa, hay un equipo histórico que agradecerá sus petrodólares.

Urge que venga a Balaídos un sultán de Brunéi o un Abramóvich. Alguien que invierta su patrimonio en el club, a cambio de darse lustre. Alguien que tenga algún criterio deportivo que no sea fichar a cinco jugadores del Salamanca, como si este equipo hubiese destacado en algo el pasado año. Alguien que busque jugadores en A Madroa, y no en Grozni. Alguien que fiche a un entrenador que, de vez en cuando, gane algún partido. Alguien, en fin, que saque al celtismo de la depresión colectiva.

A la espera de este improbable mesías, seguiremos aguantando el espanto de Balaídos. Ahora, a las cuatro de la tarde, para que se nos corte la digestión; y en sábado, para que nos dure el cabreo todo el fin de semana.