La policía logró mantener vacías las escaleras de Loriga durante toda la noche
21 jun 2009 . Actualizado a las 02:00 h.El viernes los vecinos de la esquina de Joaquín Loriga con la calle Ecuador pudieron, finalmente, dormir en paz. Un grupo de policías estuvo toda la noche presente en la zona para garantizar que por allí no había ruido, alcohol o, simplemente, agrupación de personas, tal y como establece la nueva ordenanza que prohíbe el botellón en la zona. Y Alba y sus amigas lo sufrieron en carne propia.
Las cuatro chicas estaban paseando, cuando decidieron «sentarse un rato para descansar» en las escaleras de Loriga. Las estudiantes ya habían leído en la prensa sobre la prohibición del botellón y les pareció una buena norma. «A mi me parece bien que se regule en botellón», comenta Alba Iglesias, de 17 años. «No me haría ninguna gracia vivir aquí», añade la joven. «Es que, además del ruido, la gente deja botellas y basura en la calle». Las cuatro chicas confiesan que no son asiduas del botellón, pero que en esa noche, con el final de la selectividad, había que salir para celebrar. ¿Y el alcohol? «No, que va... lo máximo que tenemos es una botella de agua en el bolso», asegura Alba.
Pero, aunque sin alcohol y sin ruido, las jóvenes no pasaron desapercibidas a los agentes de policía que, minutos después de que se sentasen, se acercaron para decirles: «aquí no pueden estar». Y en ese momento, la opinión de las cuatro amigas sobre la nueva norma cambió un poco.
«Si no estamos bebiendo, ni haciendo ruido, no nos pueden prohibir estar donde queremos», protesta Berta Porto, de 18 años. «Esta es una zona pública, mis padres pagan todos los impuestos y yo debería poder sentarme donde me de la gana», concluye
Los agentes de policía presentes en la zona explican que durante toda la noche la escalera estuvo «bastante tranquila». Cuentan que siempre que aparecía un grupo, explicaban que allí no se podía estar para no molestar a los vecinos. «Las personas lo entienden», aseguran.