Abel Caballero no convocó solo a los periodistas al acto de presentación del proyecto de Moneo. En la sala de la planta once de la torre del Concello, que el arquitecto quiere eliminar, se dieron cita técnicos municipales y de la Gerencia de Urbanismo junto con numerosos miembros del gobierno, incluido un edil del BNG, personas vinculadas al mundo de la arquitectura y la construcción y también José Luis Pego, director general de Caixanova.
La oposición municipal no fue invitada «y somos el grupo mayoritario», precisó su portavoz, José Manuel Figueroa, quien tardó muy pocos minutos en criticar un proyecto de Moneo que tachó de «faraónico y megafantasioso» aunque sus dardos iban obviamente dirigidos al alcalde y no al técnico.
Especial malestar causó en la oposición municipal la presencia del número dos de Caixanova, motivo por el que Figueroa le envió un clarísimo recado. «Si Caixanova respalda este proyecto tendrá que dar muchas explicaciones cuando existen miles de familias, empresarios y pequeños comerciantes que demandan créditos para sus actividades y muy pocos los consiguen», afirmó en un tono de gran dureza.
El acto que se había celebrado minutos antes dos plantas por encima de la que ocupa la oposición en el Concello lo consideró «una parafernalia más de un alcalde instalado en la política de la fantasía y ahora del despilfarro. ¿Es acaso el momento de abordar un proyecto faraónico cuando la ciudad tiene 8.000 parados más que cuando Caballero llegó a la alcaldía, tiempo en el que han cerrado 300 comercios?».
A su juicio el alcalde vigués «se ha instalado en la megafantasía y casi en el ridículo; esto más que un ayuntamiento serio parece un circo. Esto no pasará de la maqueta», vaticinó el dirigente popular.