Enfrentamientos entre trabajadores y antidisturbios en Vigo durante la cuarta jornada de huelga

VIGO

Los huelguistas se han dividido en pequeños grupos y han conseguido colapsar los accesos y puntos clave de la ciudad olívica

22 may 2009 . Actualizado a las 12:30 h.

La cuarta jornada de huelga del metal en la provincia de Pontevedra ha provocado esta mañana importantes problemas en la circulación viaria entre las principales ciudades de la provincia y un bloqueo total en el tráfico de Vigo. Además, durante la jornada de hoy se han vuelto a registrar en las calles de la ciudad olívica varios enfrentamientos entre huelguistas y antidisturbios.

La jornada arrancó con una importante presencia policial y con cortes de tráfico de los trabajadores en las inmediaciones de los principales astilleros de Vigo. Pasadas las 8.00 horas los huelguistas comenzaron a colapsar el tráfico, tanto por Bouzas como por de Guixar, las dos zonas viguesas en donde están ubicados astilleros como Freire, Barreras, Armón, Cardama (Bouzas) o Vulcano (Guixar). Después, los piquetes han bloqueado el peaje de Vilaboa de la AP9 -tramo entre Pontevedra y Vigo- y también actuaron en diferentes zonas de la ciudad olívica. En total, según informaba el representante de CIG, Miguel Anxo Malvido, se han bloqueado siete puntos estratégicos de acceso a la ciudad (Bouzas y Beiramar, Navia, Plaza de España, Coia, Isaac Peral y la rotonda de acceso al puerto). ¿El resultado? Imposible acceder a Vigo desde la autopista o circular por el centro.

Hubo conductores que estuvieron más de una hora parados en el coche. En las entradas a Vigo se registraron colas kilométricas y en el centro de la ciudad las calles estaban vacías. Los túneles de Beiramar estaban ocupados por peatones y los camiones que se dirigían el puerto de Vigo llegaron con hora y media de retraso como mínimo. Los sindicatos reconocían que habían conseguido su objetivo que era paralizar la actividad de la ciudad aunque esta medida fue duramente criticada por los ciudadanos que la sufrieron. «Teño dous fillos no paro e non están cortando o tráfico onde lles peta», decía un conductor atrapado a media mañana en uno de los accesos desde la AP-9.

Enfrentamientos

Los antidisturbios decidieron intervenir para disolver a los huelguistas tras una hora de cortes y restablecer el tráfico y, aunque en algunos puntos se ha conseguido de manera pacífica, no lo ha hecho en la rotonda entre Sanjurjo Badía y Julián Estévez, uno de los accesos principales al puerto. Allí, a mediodía se han vivido momentos de tensión cuando los manifestantes han empezado a lanzar piedras contra los agentes y han utilizado vallas de obra para bloquear la circulación. Ha habido carga policial en la rotonda y los trabajadores se han refugiado en Sanjurjo Badía donde han aprovechado las vallas de las obras de humanización para crear una trinchera.

Al mismo tiempo se registraba un incidente semejante en Coia y los enfrentamientos entre policía y trabajadores se reanudaban hora y media más tarde en Bouzas. Allí se vivió una auténtica batalla campal. En los alrededores de los astilleros de H. J.Barreras y Freire, cientos de trabajadores se concentraron parapetados detrás de una barricada formada con ruedas, contenedores y bobinas de cable, a las que le prendieron fuego, desde donde lanzar todo tipo de objetos a los policías que se encontraban situados al otro lado de la barricada. Los huelguistas lanzaron piedras y tornillos, mientras que los antidisturbios dispararon pelotas de goma.

Vuelta al trabajo

Tras el cuarto día de huelga, mañana está previsto que los trabajadores del sector vuelvan al trabajo. En principio, sindicatos y patronal habían acordado tras la mediación de la Xunta volver a sentarse a negociar a partir de mañana, aunque ambas partes lo ven más complicado tras la jornada de hoy. Patronal y sindicatos siguen teniendo bloqueada la negociación del convenio colectivo, que en la provincia de Pontevedra afecta a más de 27.000 trabajadores. Los empresarios piden dos años de vigencia del convenio y mantener el poder adquisitivo de los trabajadores, mientras que los representantes de los trabajadores exigen una duración de un año y un incremento salarial razonable, pero nunca congelación de los sueldos.