El día de Vigo

VIGO

28 dic 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Hoy es el Día de Vigo. No lo es el 15 de agosto, como tampoco el 28 de marzo, cuando festejamos la Reconquista. Para ser coherentes, la fecha que mejor define a la ciudad es el 28 de diciembre, Día de los Inocentes. Todos aquellos que, a lo largo del año, han venido a hacernos promesas increíbles, deberían comparecer hoy a imponernos un muñequito de papel, prendido a la espalda.

Al igual que los británicos celebran el Remembrance Day, aquí deberíamos festejar el Innocent Day. Para recordar a sus compatriotas muertos en las guerras, los vecinos isleños se adornan en el mes de noviembre con unas flores de papel, que se prenden de la solapa. Cada año, vemos a políticos y famosos tocados con la tradicional Poppy Flower, que se ha convertido en algo tan típico como el tea, que es una infusión, además de un río de Ponteareas.

En Vigo, para conmemorar cómo nos toman el pelo, deberíamos también unirnos a la moda. Y prendernos en la solapa un muñequito de papel y pasearnos con tan grotesco adorno por la Porta do Sol, As Avenidas y la zona peatonal del Calvario, ya conocida como El Príncipe de los Pobres, una calle donde hay más ambiente que en la original, con la diferencia de que, donde allí está Lacoste, aquí está Todo al Coste, y donde allá luce Calvin Klein, aquí luce el Todo a Cien. Personalmente, soy más partidario del Príncipe de los Pobres que del otro, aunque de eso ya hablaremos otro día.

Porque hoy, 28 de diciembre, hay que hablar de convertir la jornada en Fiesta Mayor de Vigo. Cada año, de hecho, podríamos dedicarla a una tomadura de pelo. En esta ocasión, por ejemplo, como se aproximan elecciones, podríamos llevar el monigote en homenaje al traslado de la Consellería de Pesca. Esta promesa, que escuchamos del presidente Touriño, ha quedado convertida en nada, tras cuatro años de mandato. Lo que, en la categoría de las bromas, ha sido de las de mucha risa.

Podríamos, también, dedicar el Día del Inocente Vigués al auditorio de Beiramar, con su palita excavadora que me sube y que me baja, en una acción que está pidiendo a gritos que le compongan un reguetón.

No estaría mal, tampoco, dedicar el día a la ETEA, que allí sigue, criando maleza, mientras se nos anuncian inventos aún sin definir como la Ciudad del Mar. Y podemos seguir con la ampliación del puente de Rande, que ahora queda en manos de un grupo financiero americano y habrá que ir a pedirle las obras al Séptimo de Michigan.

En fin, que no hay razón para que no cambiemos la Fiesta de la Ciudad. Y que hagamos de hoy, el auténtico Día de Vigo. Aunque dudo mucho que ni esto nos acepten. Como, además, se empeñan en que la culpa es toda nuestra, malamente van a aceptar que festejemos como fiesta patria el Día de los Inocentes.