Bombas con olor a pescado

VIGO

Durante cinco meses del año 1932, los armadores boucenses y los marineros mantuvieron un tenso conflicto laboral salpicado de atentados sangrientos

26 nov 2008 . Actualizado a las 11:21 h.

El 2 de diciembre de 1932 concluía una de las huelgas más largas y trágicas que vivió la comarca de Vigo. Desde el mes de julio, los armadores de Bouzas y los marineros de esta flota pesquera mantuvieron un conflicto salpicado de acciones extremadamente violentas. Cerca de quince millones de pesetas de pérdidas, varios atentados con bombas y pistolas, detenidos y mucho odio fue el balance de un enfrentamiento iniciado por la propia patronal, empeñada en restar importancia al papel que la ley laboral republicana otorgaba a los sindicatos.

La Marítima, patronal de los armadores, y el Sindicato de las Industrias Pesqueras y sus Derivados, dominado por el sindicato anarquista CNT, necesitaron del concurso de mediadores del Estado para solventar sus problemas, centrados en la confección de las bases de trabajo. Aunque la huelga fue iniciada por la patronal, los trabajadores mantuvieron el pulso con la colaboración de otros sectores laborales.

El 1 de octubre, Bouzas vivió un enfrentamiento a tiros entre armadores y trabajadores, que se saldó con tres personas heridas, dos de ellas por balas. Un mes más tarde, afiliados a la CNT ponían dos bombas en las casas de un armador de Bouzas y de un industrial, al que los anarquistas relacionaban con el conflicto. Ese mismo día, tiroteaban a una persona «acusada» desde los medios anarquistas de reclutar esquiroles. La Guardia Civil no daba abasto deteniendo folloneros, y el Gobierno se vio obligado a reforzar la seguridad pública enviando una sección de Guardias de Asalto.

Valentín Paz-Andrade

La situación se tensa aún mucho más el día 22 de noviembre, cuando el abogado de la patronal, Valentín Paz-Andrade, es tiroteado en plena calle del Príncipe, a la sazón calle de Galán. El insigne abogado galleguista resulta herido. «Un día, ao sair dun café na rúa do Príncipe, dous anarco-sindicalistas, atinguíronme con cinco ou seis balazos. A miña salvación dependéu do calibre das pistolas, que eran do 6», explicó años después Valentín Paz-Andrade al periodista Tucho Calvo en la biografía que éste realizó del abogado. Fueron detenidos Vicente Lorenzo Vales, secretario del Comité de la CNT de Vigo, y Emilio Costas.

Unos días más tarde, la policía detiene a otras cinco personas acusadas de poseer un auténtico arsenal en la vivienda de uno de ellos. Dinamita, pistolas ametralladoras y bombas fueron algunos de los elementos que se incautó la policía. Seis meses más tarde, la Audiencia absolvió a los detenidos, hecho que sirvió a los anarquistas para afirmar que la policía estaba al servicio de la patronal.

La firma del convenio laboral del sector, el 2 de diciembre, dejó una sensación de que el problema no se había arreglado, y los hechos dieron la razón porque las bombas siguieron estallando en febrero, y las venganzas regresaron en julio de 1936, aunque esa ya es otra historia.