Aunque serán los únicos sentados en el banquillo de los acusados, los cuatro trabajadores del naval que hoy serán juzgados por daños y desorden urbano difícilmente podrán sentirse solos. El martes prepararon con los abogados los últimos flecos de su defensa. Ayer, su voz transmitía preocupación y también cierto cansancio. «¿Cómo estamos? Pues con ganas de que se acabe ya todo. De pasar página. Estamos ya un poco quemados», afirma uno de los encausados.
Cuentan que se sienten mal y todo esto les duele por ellos y por sus familias. «Si pudiera pedir un favor, yo pediría a los fotógrafos de las televisiones y a los cámaras de las teles que no sacaran imágenes nuestras como si fuéramos unos delincuentes», dice otros de los imputados.
No ocultan que se sienten víctimas, y que son conscientes de que les ha tocado a ellos pagar los platos rotos. Pero reconocen y agradecen el apoyo de los compañeros. «Sí que nos sentimos arropados, en el trabajo, y también ahora con el juicio. La verdad es que ¡chapó! por toda la gente que nos apoya», afirman.
«No son delincuentes»
Para sensibilizar al amplio colectivo que hoy está llamado a solidarizarse con los cuatro trabajadores, el sindicato nacionalista CIG ha repartido centenares de hojas informativas en todas las empresas del sector en las que afirma que los trabajadores imputados, que se enfrentan a prisión y peticiones de multas que suman cerca de 4.000 euros, en cada caso, «no son delincuentes, aunque se les pidan penas idénticas a las de cualquier atracador», afirma el sindicato a través del documento. En la octavilla, el sindicato insta a los compañeros del sector a movilizarse: «Tienen la responsabilidad de ganar la libertad de los acusados, porque deben protegerlos», reza el texto.