Puños en alto, banderas y heridas de guerra

Carla Pereira*+Bandera Republicana, puños en alto, y alguna lágrima cuando la emoción desborda a aqu

VIGO

28 ago 2008 . Actualizado a las 11:45 h.

Como cada 27 de agosto, familiares, amigos, miembros del colectivo Memoria do 36 y figuras representativas de Vigo se reunieron ayer en el cementerio de Pereiró para rendir un emotivo homenaje a los republicanos y socialistas fusilados en 1936.

En el discurso intervinieron José Miguel Gómez Millán, presidente del colectivo Memoria do 36 e hijo de Miguel Gómez Pardo, secretario del Partido Socialista de Lavadores, Josefina Martínez, hija de Emilio Martínez Garrido, último alcalde de Vigo durante la segunda República y Antonio Chaves, historiador especializado en la Segunda República en Vigo.

Gómez Millán se dirigió a sus «camaradas» con la emoción de quien siente en sus carnes el asesinato de un padre, y mencionó, uno a uno, a todos los que fueron paseados hasta el paredón de Pereiró, para después morir fusilados. Además de los asesinados el 27 de agosto, se recordó a los que también perdieron la vida en septiembre y octubre del 36. «Todos foron detidos nas súas casas. Todos negáronse a armar ó pobo. Non tiñan nada que temer, a súa única responsabilidade era ser leais á república», afirmó Gómez Millán, que terminó su discurso emocionado por el recuerdo de los hechos.

A este acto asistieron personajes de la vida pública viguesa. El alcalde, Abel Caballero, el secretario general del Partido Socialista de Vigo, Manel Gallego, María Méndez, concejala del BNG y el catedrático y miembro de la RAE, Xosé Luis Méndez Ferrín, entre otros. Durante el homenaje se pidió a los políticos que apliquen la ley de memoria histórica, que permite retirar el monumento funerario municipal del Capitán Carreró (encargado de los fusilamientos del 27 de agosto) que se encuentra en el cementerio de Pereiró.

Tras el discurso, un grupo de gaitas interpretó el himno de Riego y el gallego, detalle que acentuó la emoción del acto, que continuó con una ofrenda floral por parte de los familiares.

Algunos intentan olvidar el pasado y otros se aferran a los recuerdos para honrar a los familiares asesinados en la guerra. Puños alzados y gritos de «viva la República» y «Non esquecemos». Han pasado 72 años, pero las heridas de la guerra todavía sangran.