Bortolotto, el pegamento de los argentinos en Vigo

Soledad Antón soledad.anton@lavoz.es

VIGO

28 may 2008 . Actualizado a las 11:38 h.

Cada 25 de mayo los argentinos se visten de fiesta para recordar aquella revolución de 1810 que supuso un punto de inflexión en la historia del país. Los que residen en Vigo lo hacían como podían hasta que desembarcó en la ciudad Georgina Bortolotto. Desde el primer momento la cónsul tuvo claro que no iba a limitarse a solventar cuestiones burocráticas, que además de papeles quería rodearse de personas. De allá y de acá. Y a ello se puso desde el primer día, o sea hace tres años.

Los frutos empezaron a notarse enseguida. Tanto se dedica a la tarea que los encuentros menudean. El lunes, precisamente con ocasión de la Fiesta Nacional Argentina, pudimos asistir al último. Lo resumió muy bien uno de los asistentes: «Georgina Bortolotto es el mejor pegamento que hemos tenido los argentinos en esta ciudad». Y el auditorio entero, que no era pequeño, asintió.

Tan buena acogida tuvo la convocatoria de la cónsul que el Mercantil resultó pequeño. Al menos un par de decenas de personas se quedaron sin asiento, pero no les importó. Mantuvieron el tipo las dos horas y media que duró el espectáculo, en el que actuaron, entre otros, Marco González, Juan Carlos Cambas, Alejandro Szabo, Ángeles Ruibal, Montserrat Alonso u Osvaldo Ángel Tomás. Éste último empezó animando el cotarro con un par de chacareras y ya quedó enganchado (y participativo) hasta el final.

La pincelada gris-realidad la puso Héctor Findell, argentino criado en Asturias y residente en Pontevedra, en este caso de palabra. «Produce alimentos para más de 200 millones de personas y los niños se mueren por las esquinas», se lamentó en referencia a su añorado país.

Uno de los que más aplausos arrancó fue Marco González, integrante en su día del Ballet Folclórico Nacional de Argentina, que desde el 2001 reside en Vigo. El tango en compañía de Laura Diez estuvo bien, en realidad muy bien, pero la demostración de manejo de boleadoras encandiló a la sala. Y eso que a la dificultad de entraña moverlas a toda velocidad con maestría, se añadió la de hacerlo esquivando las enormes lámparas de cristal que cuelgan del salón regio del Mercantil.

Cuando el desfile de artistas remató, todos estaban invitados a un piscolabis en un restaurante de la calle Cuba. Comprensible que Georgina se haya ganado a los suyos.

Un año más, una decena de mujeres operadas de cáncer de mama exhibieron ayer sobre la pasarela lo último de lo último en moda de lencería y baño posmastectomía. Cada vez son más las afectadas por la enfermedad que no están dispuestas a renunciar a nada, tampoco a la belleza y la comodidad. Por fin las empresas del sector lo han entendido y han empezado a ofrecer respuestas en esa línea.

El desfile, que contó con la actuación del transformista Cristian, forma parte de las muchas actividades que programa la Asociación contra el Cáncer, cuya oficina en Vigo preside Josefina Crespo. Esta misma semana hay otras dos citas fijas en la agenda, la celebración del Día Mundial sin Tabaco (hoy) y la cena benéfica (el viernes).

En el primer caso, además de las mesas informativas de rigor, el doctor Julio Montes hablará sobre Machado, Moix y Montalbán: Tres vidas cegadas por el humo. En el segundo el escenario elegido es el restaurante Don Pepe. El precio del cubierto es de 45 euros. Una llamada al 986 220 303 será suficiente para hacer la reserva. Habrá servicio de autobuses.

Sigo hablando de moda, en este caso confeccionada por cooperativas de países del Sur. En Amarante ya tienen la ropa de temporada. La mayoría de ella procede de los proyectos Creative Handicraft de la India y Mahaguthi Craft, de Nepal. La ONG perfila así una segunda línea de consumo responsable junto con la alimentación.

Buena parte de los vestidos, faldas, pantalones, camisas, tops... han sido confeccionadas por mujeres. La colección entera puede contemplarse (y adquirirse) en Camelias, 114.

Lo que hace apretar los codos. Que se lo pregunten a los alumnos de tercero de Secundaria del Instituto Alexandre Bóveda, que acaban de regresar de Toulouse con el primer premio del Rally Matemático sin Fronteras bajo el brazo. Prueba de que lo buenos que deben de ser estos chicos es que cada año participan alrededor de 35.000 estudiantes, fundamentalmente franceses, pero también españoles, húngaros, andorranos y de Isla Reunión. En la prueba final tuvieron que verse las caras con 300 contrincantes de su nivel. Al final, sólo tres equipos respondieron correctamente a todos los problemas, pero los vigueses fueron los más rápidos. Seguro que a Alejandra Pereira, su profesora, se le cae la baba. Comprensible.