Vernet, el último cantero de Baiona

BAIONA

Ángel Fernández fue uno de los artesanos de la piedra de mayor reputación durante el siglo pasado. Su hijo Fernando acaba de cumplir 70 años y continúa la tradición

06 may 2008 . Actualizado a las 12:33 h.

Todavía quedan en Baiona oficios que se transmiten de generación en generación, saberes tradicionales que los hijos aprendieron de sus padres, como ellos a su vez lo hicieron de sus abuelos, y cuyos frutos acaban formando parte de la cultura popular.

Ángel Fernández «Vernet» ha sido el mejor artesano de la piedra que ha tenido Baiona. Gracias a su extraordinario talento, se convirtió en un leyenda en toda Galicia.

Parte de su legado puede apreciarse en muchos rincones de Baiona donde dejó obras muy significativas como, por ejemplo, la carabela tallada en el monolito de la Plaza Pedro de Castro, las figuras del hotel Tres Carabelas o el cruceiro y el busto de Laureano Salgado junto a la Virgen de la Roca, entre otros. El apellido Vernet mereció siempre el respeto de todos los profesionales de la cantería durante la segunda mitad del siglo pasado.

Ángel Fernández falleció hace tres décadas, pero su hijo Fernando ha retomado esta tradición desde que se jubiló hace ocho años. «En realidad, me he pasado toda la vida picando piedra», afirma. Trabajando duro en su empresa de cantería de Sabarís pudo sacar adelante a una familia de nueve hijos y ahora son ellos los que han tomado el testigo.

Tradición retomada

Fernando acaba de cumplir los 70 años y ya tiene tiempo para dedicarse al arte de dar forma a la piedra, tal y como su padre le enseñó cuando todavía era un niño. «Mi padre siempre me decía que para ser un buen cantero había que ser un buen «montero» y yo me pase tres años en la Sierra de la Groba, aprendiendo a sacar la piedra y a cortarla de la mejor manera para que sirva después para trabajar», afirma este hombre de 70 años en el patio de su casa de Bahíña, que ha convertido en un taller artesanal al aire libre.

Fernando no suele trabajar por encargo. Dedica su tiempo libre a hacer lo que más le gusta y, si algún amigo está interesado en alguna de sus obras, no tiene reparo en regalársela sin cobrar nada por ello.

Así fue como, por ejemplo, el Ayuntamiento de Palos de la Frontera ha conseguido el escudo de la Casa Martín Alonso Pinzón. La relación del cantero con este pueblo colombino se remonta hace más de 30 años, puesto que era concejal en el primer gobierno de Benigno Rodríguez Quintas, cuando la corporación aprobó el hermanamiento. Nunca ha dejado de acudir a este lugar ni a Santa Fe de Granada. Eran los buenos tiempos de Vecinos Independientes, cuando gobernaban con diez concejales sobre una corporación de trece miembros.

Fernando Fernández acaba de terminar el escudo oficial de Palos. «Mucho me temo que también se lo querrán llevar, si lo hacen, haré otro para tenerlo en mi casa», afirma.