La concejalía de Medio Ambiente, y en algún caso la de Urbanismo, ha abierto 33 expedientes a otros tantos locales, la mayoría de copas, por superar los límites de ruido permitidos.
Los establecimientos se encuentran situados en las típicas zonas de copas, como es el caso de Churruca, Areal o Casco Vello.
Tras los quince días de plazo que tienen los propietarios para presentar alegaciones, en el caso de que no sean admitidas, el Concello determinará la cuantía de las sanciones.
Así se lo comunicó la responsable de este departamento, Chus Lago, al presidente de la Asociación Viguesa contra el Ruido, Javier Quintana, quien además de representar a esta entidad es uno de los vecinos afectados por la contaminación acústica.
Paralización
Uno de los pubs que ha sido objeto de expediente es el denunciado por Quintana en reiteradas ocasiones sin que hasta la fecha se adoptaran medidas. Es más, el pasado mes de febrero le fue comunicado que la denuncia se encontraba paralizada por falta de personal municipal.
El representante vecinal presentó su denuncia hace seis meses tras registrar 48,6 decibelios en el interior de su vivienda durante una medición acústica nocturna efectuada por la policía municipal.
La denuncia empieza ahora a tomar cuerpo, pese a superar en más de 23 decibelios la cifra permitida en el interior de los dormitorios, fijada en la actualidad en 25, según un Real Decreto.
Precisamente esta misma semana el Concello anunciaba la creación de un plan integral de salud para los vigueses, en el que se estudiarán diversos parámetros como la contaminación acústica.
La Asociación Viguesa contra el Ruido ha reclamado al Concello que controle el horario de cierre de los bares de copas y refuerce el número de agentes de la policía local.
Incorporación
La incorporación esta semana de 26 nuevos policías a la plantilla municipal permitirá reforzar este servicio, una vez que concluyan las prácticas en verano y que pasen a formar parte del Cuerpo.
La escasez de personal en los turnos de noche es uno de los mayores problemas a los que se enfrenta el Concello para controlar la contaminación acústica nocturna en las zonas de copas durante los fines de semana. El hecho de que en algunas ocasiones no puedan acudir al momento ha generado malestar en el vecindario.