El Octavio ofrece una buena imagen en su derrota ante el Barcelona

Víctor López

VIGO

27 mar 2008 . Actualizado a las 12:16 h.

El Pilotes Posada cayó haciendo un buen balonmano ante un rival muy superior pero que no demostró sus virtudes hasta los minutos finales. El Barcelona sabía que tendría que sufrir para vencer en As Travesas y proseguir en su carrera por el liderato, y así fue. El buen momento académico y su capacidad para crecerse ante los grandes convertían la cita para los blaugranas en un partido trampa.

Dos goles de ventaja para los locales con un 9-7 y un 14-12 volcaron a la afición local con su equipo. Las grandes paradas de Javi Díaz y la excelente aportación en ataque de Ivan Cupic -máximo goleador del partido con ocho tantos- provocaron que los vigueses pudiesen soñar con la hazaña.

El Barça encontró un filón en las facilidades que tenía el húngaro Laszlo Nagy. Él solo se sirvió para que su equipo llegase al descanso con una igualdad en el marcador que por momentos parecía que podía desequilibrarse para el lado vigués. Para ganarle a un equipo que aspira a los tres títulos máximos en la mejor competición del mundo hay que hacerlo todo bien y subir aún tres peldaños más.

El Octavio aguantó con un balonmano de élite más de tres cuartos de hora pero el nivel de concentración defensivo tenía que proseguir en la recta final de partido. Eso y la claridad de ideas en las jugadas de ataque para perforar una defensa rival que mantenía la seriedad.

A diez minutos de la conclusión del partido el cuadro de Manolo Cadenas logró una ventaja, entonces máxima del partido, de tres goles (22-25). El Octavio falló en su siguiente ataque y se fue del partido haciendo un solo tanto en esta fase decisiva. El tiempo muerto del técnico local no sirvió para enmendar el desfondamiento. La exhibición de Iker Romero en este tramo definitivo puso claridad a la victoria catalana.