Halloween se instala en Galicia para convivir con la tradición

óscar bellot MADRID / COLPISA

SOCIEDAD

El cine ha impuesto una moda americana de origen celta

31 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

¿Cuándo adoptaron los gallegos la costumbre de disfrazarse de brujas, vampiros o fantasmas en la víspera de Todos los Santos para recibir a los niños que se presentan en su puerta al grito de «truco o trato»? Cierto es que en España siguen poblándose los camposantos de gente que coloca flores en las tumbas de sus familiares, pero la mayoría son de mediana y avanzada edad. A los más jóvenes se les ha contagiado la fiebre americana por el Halloween (noche de brujas), que está arraigando con fuerza en la Galicia más joven, muy influida por el cine y la televisión.

Puede que la buena acogida en esta comunidad, donde comparte protagonismo con el Samaín, tenga que ver con su origen celta. La estación oscura de su calendario arrancaba en la noche en que se celebraba el final de la temporada de cosechas: la del 31 de octubre al 1 de noviembre. Los celtas creían que en esas horas se estrechaba la línea divisoria entre el mundo de los vivos y el de los muertos, permitiendo que los espíritus la franqueasen y visitasen a sus seres queridos. El uso de máscaras sería así una forma de ahuyentar a los que tuviesen propósitos malignos.

Jack O'Latern

Halloween llegó a Estados Unidos a mediados del siglo XIX gracias a las oleadas de inmigrantes irlandeses que se vieron obligados a abandonar su patria a causa de la hambruna. Ellos llevarían consigo la leyenda de Jack O?Lantern, un antiguo granjero condenado a vagar por la oscuridad existente entre el bien y el mal, pertrechado con un carbón encendido y oculto en un nabo ahuecado. Esta linterna era la que le permitía orientarse. Las calabazas son más grandes y fáciles de ahuecar, por lo que en Estados Unidos decidieron utilizarlas en vez de los nabos.

Decorar las calabazas es desde entonces una tradición vigente en todas las ciudades y pueblos del país norteamericano. Como la de que los niños se vistan de fantasmas, brujas o demonios y recorran las calles parando en las casas para plantear a sus ocupantes la opción de elegir entre truco y trato, lo que en la práctica se traduce en gamberrada o golosinas.

También son propias del Halloween las fiestas de disfraces, los cuentos de miedo e incluso las hogueras.