Más de 3.000 gitanos se dieron cita en la reunión anual de compraventa de novias en Mogila (Bulgaria).
12 mar 2011 . Actualizado a las 23:51 h.Más de 3.000 gitanos se dieron cita hoy en el pueblo de Mogila, cerca de la cuidad central búlgara de Stara Zagora en una reunión anual de las familias romaníes para la «compraventa» tradicional de novias para casamiento.
El mercado de novias es una tradición secular de los gitanos de la estirpe kalaydzhii, una rama de esta etnia en Bulgaria que se ocupa de pulir herramientas hechas de cobre y estaño.
El propósito es la reunión de los jóvenes casamenteros para elegir esposa entre las adolescentes presentes, muchachas de entre 14 y 18 años, y cuyos padres negocian la «compraventa» de la novia.
El precio este año oscila entre 150 y 250 euros por una chica que haya tenido contactos sexuales, hasta unos 15.000 euros si la joven es aún virgen.
«Sufrimos una crisis financiera mundial y los precios han bajado mucho. Cuando me casé yo hace 30 años, tuve que pagar unos 3.000 euros. Ahora pagaría unos 150 euros», afirma Atanas que debió pagar por la esposa, pese a que otros gitanos desmienten estas compras.
Para aumentar el atractivo las mujeres utilizan un maquillaje blanco hecho con mercurio que cubre todo el rostro, acompañado de sombras de ojos de colores brillantes, además de lápiz de labios rojo.
«Esta tradición es para preservar la pureza de estirpe y evitar que entre en el seno de la familia una persona ajena, de otra etnia», explica el gitano Yordan.
«No se trata de tráfico de mujeres. Pagar o recibir dinero para una persona es ilegal y se castiga por ley. Éste es el lugar para que los jóvenes se conozcan, y si se enamoran, piden permiso a sus padres para casarse», explica Ilia Iliev, de 66 años, quien dice ser el cacique de la tribu de los kalaydzhii, y a quien van a besar la mano todos los que llegan al mercado.
«Los padres empiezan las consultas para averiguar si un matrimonio entre los dos jóvenes sería conveniente, si son de buen carácter y si la chica es trabajadora y de buenos modales. Pero los padres no tienen la palabra final, porque ambos jóvenes deben agradarse mutuamente. Y el dinero se da para los gastos de la boda. Así es la tradición», declara el jefe gitano.
«La virginidad es clave porque si posteriormente el novio descubre que su prometida ha mantenido contactos sexuales, la devuelve inmediatamente a sus padres y el escándalo en la comunidad es enorme», dice Iliev.