«Cualquier día hago una locura»

toni silva A CORUÑA / LA VOZ

SOCIEDAD

Una vecina de Cambre que lleva años con cinco dependientes a su cargo, exige a las instituciones que cumplan con lo que ella misma considera «un caso sangrante».

09 feb 2011 . Actualizado a las 19:19 h.

La espalda de Josefina Iglesias ya no aguanta más. Acumula cinco hernias de disco, fruto de las atenciones constantes que ha dedicado a los cinco miembros de su familia marcados por los accidentes y la enfermedad. A esta vecina de Cambre de 62 años se le han acumulado las desgracias bajo su techo hasta encontrarse con cinco miembros queridos que dependen de ella para las necesidades más básicas.

Sus padres, de 86 y 84 años, están ingresados una residencia de Coirós. José tiene las piernas amputadas y Aurelia, su esposa, está sorda y ciega. El hijo de Josefina, Luis Alberto (44 años), acude a la casa materna los fines de semana después de estar de lunes a viernes tratándose de su daño cerebral y secuelas físicas en el Centro de Promoción dela Autonomía Personal de Bergondo, organismo del Inserso. El hijo de Luis Alberto, Luismi, de 20 años, también es dependiente y absorbe el cien por cien del tiempo de su abuela, desde que el año pasado se quedó sin opciones de entrar en el centro deseado.

Pero las desgracias no acaban ahí. Su otra nieta, Vanesa (24), también tiene una seria discapacidad, está sorda y avanza con un andador más propio de un anciano. Acude a casa de su abuela cuando la madre cumple con el horario de algún trabajo con el que ayudar a la economía familiar. Josefina recuerda que aún se hace cargo del recibo de 1.300 euros al mes de la residencia de la madre, cuando a su marido «ya le han retirado la ayuda» y ella apenas gana «mil euros».

María José, una amiga que la suele visitar con frecuencia, describe la rocambolesca situación del día a día de Josefina: «A veces la ves empujar una silla de ruedas mientras agarra con una mano a su nieto y con otra a la nieta para meterlos en un coche».

Así, la paciencia de Josefina, al igual que su espalda, también ha dicho basta. Exige a las instituciones que cumplan con lo que ella misma considera «un caso sangrante para la ley de dependencia». En concreto, pide que la Xunta se haga cargo del coste de la residencia de la madre y le dé plaza a su nieto en un centro de discapacitados. Ayer acudió a Santiago para desplegar una pancarta en San Caetano. «La Xunta tiene a mi familia abandonada, cinco discapacitados», se leía. «Voy a denunciar a la Xunta por acabar con mi salud -reiteraba por la tarde ya en casa-, estoy harta, cualquier día hago una locura».

La Xunta recibió ya varias veces

La Xunta dice que está en contacto con la afectada desde hace meses, con la que ha mantenido entrevistas personales. Benestar, que entiende el drama personal, sostiene que le ofreció en el 2009 plazas en una misma residencia de Carballo para sus padres, propuesta que la afectada rechazó pidiendo centro en Ferrol. A la Xunta le consta que la mujer tiene otros dos dependientes: un hijo, que está de lunes a viernes en un centro en Bergondo, y un nieto con discapacidad del 65%, al que se le ofreció una plaza en Oleiros - que rechazó- y al que ahora se le busca centro.