Una finca en Bergondo reúne ejemplares de 35 variedades de esta planta originaria de una decena de países
08 dic 2010 . Actualizado a las 02:00 h.Tradicionalmente, los helechos han estado muy presentes en la vida rural en Galicia, donde tanto servían como fertilizante como para rellenar un colchón. Pero hay especies, como las arbóreas, que son muy apreciadas por los paisajistas y que incluso inspiran devociones de coleccionista.
Es el caso de Jorge Lorenzo, quien desde 1995 cultiva en su finca de Bergondo hasta 35 variedades originarias de una decena de países, entre los que se cuentan Australia, México, Nueva Guinea, Perú, Costa Rica, Nueva Zelanda y Colombia. «Empecé por plantarlos, luego seguí leyendo libros y consulté a expertos», relata. La práctica de su afición ha desembocado en un jardín único en España, visitado por botánicos y especialistas, que se nutre de ejemplares que Lorenzo adquiere o que él mismo cultiva con éxito, incluidos «casos difíciles» que en otros sitios han fallado.
El proceso arranca en una cámara, donde con mucha «meticulosidad» se inicia la germinación. Para ello, esteriliza desde las semillas hasta la tierra. Superada esta fase, los pequeños tiestos se guardan en cubetas en un invernadero. Todo, incluido el riego, se hace a mano, con una atención al detalle, planta a planta. «Vas viendo lo que te pide cada una, y por eso prefiero hacerlo manualmente, sin automatismos», cuenta Lorenzo. Se diría que las plantas agradecen el esmero, así como las cualidades del clima gallego: Lorenzo ha comprobado cómo variedades de crecimiento lento, como la dicksonia antartica, se desarrollan en su finca a un ritmo mayor del habitual.
Varios viveros holandeses ya han comprado los excedentes de lo que cultiva para comercializarlos en su país, donde algunas variedades pueden alcanzar precios de 800 euros. Pero Lorenzo no quiere perder el espíritu amateur. Prefiere que siga siendo su «hobby». «Galicia tiene mucho que decir en los helechos», concluye.